Cabecera Jack el destripador

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Curiosidades asombrosas de Tolkien (hablamos también de Los Anillos de Poder)

Curiosidades asombrosas de J. R. R. Tolkien
Curiosidades asombrosas de Tolkien

Bienvenidos adictos a la literatura, hoy descubrimos 14 curiosidades asombrosas de Tolkien. Ya queda muy poco para el final de la primera temporada de la esperada serie “El Señor de los Anillos: los Anillos de Poder”. Por eso, es el momento perfecto para volver atrás la vista sobre el inolvidable escritor británico J. R. R. Tolkien. Y lo vamos a hacer con un nuevo video dedicado a curiosidades literarias.

Seguro que muchas os van a sorprender y os darán una visión completamente distinta sobre sus obras. Además, al final del artículo os dejaré mi opinión personal y sincera sobre la serie “Los anillos del Poder”, que tanta controversia ha causado entre los aficionados a los mundos de Tolkien.

Y para comenzar, como siempre, lo primero es dar un somero repaso a la biografía de J. R. R. Tolkien para conocerlo un poco mejor.

J. R. R: Tolkien

Aunque se considera a Tolkien un autor británico, lo cierto es que nació el 3 de enero de 1892 en la ciudad de Bloemfontein, en el Estado Libre de Orange (actual Sudáfrica). Su nombre real es John Ronald Reuel Tolkien y sus padres fueron Arthur Reuel Tolkien y Mabel Suffield.

Su padre falleció el 15 de febrero de 1896 a causa de una fiebre reumática, por lo que su familia se trasladó a Birmingham, mudándose a la localidad de Sarehole. Tolkien contaba solo con 4 años de edad, pero ya sabía leer aprendiendo a escribir muy poco después. A tan temprana edad incluso aprendió las bases del latín gracias a las lecciones que recibía de su propia madre.

Lamentablemente, con tan sólo 12 años, Tolkien perdió a su madre en 1904 debido a complicaciones de la diabetes que padecía. El y su hermano pequeño, Hilary, quedaron entonces al cuidado del padre Francis Xavier Morgan, sacerdote católico (de origen jerezano) del Oratorio de Birmingham.

En 1908 Tolkien conoció a Edith Mary, la mujer que se convertiría en el amor de su visa. Sin embargo, el padre Morgan, a cargo de su educación le prohibió mantener contacto alguno con ella hasta que tuviera 21 años, la mayoría de edad.

Tolkien cursó estudios en la King Edward’s School donde formó junto a sus amigos la Tea Club and Barrovian Society (T.C.B.S.), una hermandad que solía reunirse en los grandes almacenes Barrow para tomar el té (de ahí su nombre), charlar, divertirse, recitar a los clásicos o sus propias composiciones.

Con 19 años, viajó a Suiza con otros doce compañeros. Esta experiencia en los Alpes sería, como el mismo reconoció después, la inspiración en la que se basó a la hora de relatar la travesía de Bilbo a través de las Montañas Nubladas en «El Hobbit».

Nada más cumplir los 21 años, Tolkien declaró su amor a Edith y ambos se comprometieron en enero de 1913, y se casaron en Warwick el 22 de marzo de 1916.

En 1914, la vida de Tolkien se vio sacudida brutalmente por el estallido de la Primera Guerra Mundial. En 1915, se graduó en Oxford con una mención de honor en Literatura y Lengua Inglesas. Inmediatamente después se alistó en el ejército como oficial de comunicaciones en el 11º Batallón de los Fusileros de Lancashire.

Con su batallón participó en la Batalla del Somme (1 de julio – 18 de noviembre de 1916), en la que vio morir a muchos de sus amigos. Esta confrontación con más de 95.000 muertos y unos 323.000 heridos, se considera la batalla más sangrienta del Ejército Británico.

El 27 de octubre, Tolkien enfermo, víctima de la llamada fiebre de las trincheras, y el 8 de noviembre fue trasladado a Inglaterra. Sería durante su convalecencia que comenzaría a escribir el conjunto de historias y leyendas de los Días Antiguos de la Tierra Media, al que llamó «El libro de los cuentos perdidos«.

Gracias a sus amplios conocimientos en filología y a haber participado en la redacción del Oxford English Dictionary, Tolkien comenzó a trabajar como profesor no titular de Lengua Inglesa en la Universidad de Leeds. Tras alcanzar el rango de profesor pasó por distinto cargos, casi siempre vinculados a la universidad de Oxford.

En 1926 conoció a C. S. Lewis, profesor de la Universidad como él y creador de “Las crónicas de Narnia”. Ambos formaron los Inklings, un club literario del que también formaron parte otros académicos y escritores de Oxford como Charles Williams y Owen Barfield. Solían reunirse en pubs como The Eagle & Child, y durante sus encuentros leían sus escritos y se criticaban entre ellos.

Tolking y Edith tuvieron cuatro hijos, el sacerdote John Francis Reuel, Michael Hilary Reuel, Christopher Tolkien y Priscila Anne Reuel. Fue precisamente para sus hijos por lo que Tolkien escribió un cuento infantil titulado «El Hobbit», que fue publicado en 1937 gracias a la insistencia de C. S. Lewis. Casi de inmediato, su editor le pidió que escribiera una secuela, pues el público demandaba más historias sobre los hobbits. Y fue así como Tolkien comenzó a escribir la que sería su obra maestra y cumbre de la literatura fantástica del siglo XX: «El Señor de los Anillos», cosechando el éxito que todos conocemos.

Tolkien se jubiló en 1959 y en 1968, él y Edith se mudaron a la localidad de Bournemouth. Edith murió el 29 de noviembre de 1971. Tolkien se sumió en una fuerte depresión de la que nunca se recuperó, muriendo el 2 de septiembre de 1973. Un año y medio antes de morir fue nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II el 28 de marzo de 1972, año en el que también la Universidad de Oxford le nombró Doctor Honoris Causa en Letras.

Y ahora llega el momento de adentrarnos en las Curiosidades asombrosas de Tolkien, que rodearon la vida y obra de este fantástico autor.

1. Tolkien fue secuestrado.

Cuando sólo era un bebé y mientras aún vivía en Sudáfrica, un joven criado africano lo tuvo secuestrado un día entero. Al parecer estaba tan fascinando con el niño de piel blanca que se lo llevó a su casa para mostrárselo a su familia. Afortunadamente al día siguiente regresó al bebé.

2. Tolkien el temerario.

Especialista en filología Tolkien aseguró que su apellido “Tolkien” significaba realmente en temerario. Algo que, si se me permite la broma, parece desmentir su aversión a los coches. Les tenía tanto miedo que pasó la mayor parte de su vida adulta utilizando bicicletas y trenes.

3. Odiaba a Shakespeare.

Aunque parezca increíble para uno de los mejores especialistas y profesores en literatura inglesa de todos los tiempos, a Tolkien no le gustaba Shakespeare. El decía que “no le gustaba cordialmente” porque le había cogido manía por el tiempo que tuvo que pasar estudiándolo en la escuela.

4. Hablaba y entendía al menos 20 idiomas.

Fue un prodigio de la lengua desde su infancia, antes de entrar en el colegio ya sabía latín, alemán y francés. Llegó a aprender más de 20 idiomas, especialmente lenguas muertas como Galés Medieval, Antiguo Inglés y Lombárdico. Y además inventó muchos otros como el Quenya, fundamental en sus obras sobre la Tierra Media, de los que incluso existen gramáticas completas.

5. Bromista y amante de la diversión

A Tolkien siempre le gustaron las bromas y la diversión. Se cuenta que, junto a Edith, solía disfrutar arrojando cubos de azúcar a los sombreros de peatones inocentes desde un balcón. E incluso que, durante su primer semestre en Oxford, robó un autobús público para pasear con sus amigos.

6. Un profesor peculiar.

Al parecer ni siquiera cuando Tolkien empezó a dar clases abandonó su espíritu bromista. Solía llegar a sus clases en la Universidad de Oxford usando una armadura medieval. Cuando les enseñaba «Beowulf» a sus estudiantes, interrumpía en el salón vistiendo una cota de malla y gritando los primeros versos del poema (por supuesto, en Inglés Antiguo).

7. Tolkien el dibujante.

El dibujo, la ilustración y la pintura fueron también algunos de los talentos menos conocidos de Tolkien. De hecho, dibujó las ilustraciones de las primeras ediciones de sus obras, incluidas algunas de las primeras portadas. Las ilustraciones que realizó para «El Señor de los Anillos» son sutiles obras en acuarela y lápiz, de indudable calidad, que trasmiten la mágica sensación de los mundos encantados y misteriosos que narra en sus libros.

8. El Hobbit

Tolkien escribió la primera línea de «El Hobbit» mientras calificaba unos trabajos de la universidad. Encontró una hoja en blanco en uno de ellos y escribió “En un agujero en el suelo vivía un hobbit”.

Era una historia inicialmente creada para sus hijos en un lenguaje que todo el mundo pudiera leer. Tolkien no pretendía publicarla, pero la insistencia de C S. Lewis le hizo llevarlo a su editor. Sin embargo, El Hobbit aún se enfrentó a un nuevo problema; Stanley Unwin, el editor, decidió que su hijo pequeño lo leyera. Sólo tras el visto bueno de éste fue publicado finalmente en 1937.

Como curiosidad adicional, la palabra «hobbit» no es invención de Tolkien, sino que se recoge en un diccionario británico del siglo XIX para designar a una «persona pequeña».

9. Tolkien era un hobbit.

Tolkien se consideraba un hobbit. «Soy un hobbit en todo menos en el tamaño», refiriéndose a que le gustaba la tranquilidad, los jardines, los árboles, la naturaleza, disfrutar de la suave brisa de la mañana… y, por encima de todo eso, la cerveza.

10. El Señor de los Anillos no es una trilogía.

En realidad, se trata de un solo libro. El problema era que, debido a su extensión, el editor de Tolkien insistió en imprimirlo como una trilogía, tanto por la escasez de papel después de la Segunda Guerra Mundial, como por el riesgo económico que significaba publicar una novela tan larga de fantasía.

Al final fue dividido en tres partes: La Comunidad del Anillo, Las dos torres y El retorno del Rey. Títulos dados por el editor y que no gustaron en absoluto a Tolkien que sólo salvaba el de “La Comunidad del Anillo” y odiaba especialmente “El retorno del Rey” ya que le parecía que revelaba demasiado de su contenido.

11. Arda es la Tierra

Una vez más, y como todo buen escritor, Tolkien se apegó al mundo real para re imaginarlo en sus obras. De esta manera, el mundo de Arda (mundo ficticio donde se desarrolla toda la obra de Tolkien) está basado en la Tierra. La Tierra Media sería Europa y la Comarca estaría situada en Oxford, Reino Unido.

Baste como ejemplo de estas inspiraciones recurrentes en la obra el hecho de que el agujero en el que vive Bilbo Baggins, Bag End (Bolsón Cerrado), lleva el nombre de la granja de la tía de Tolkien. O también como la famosa frase de Gandalf “No pasarás” es una alusión a una famosa consigna propagandística que precedió a la Primera Guerra Mundial.

12. Sam era el verdadero protagonista.

Tolkien siempre consideró al personaje de Sam Gamgee como el verdadero héroe de “El señor de los anillos”. Esto que puede sorprender a algunos se entiende mejor si se tiene en cuenta que Sam es capaz de resistir la tentación del anillo e incluso de sobrevivir a una torre llena de orcos. Por no hablar de como al final carga a Frodo en su espalda atravesando un volcán, mientras ambos sufren de hambre y deshidratación.

Es un personaje que demuestra como la verdadera heroicidad a veces no es tan reconocida. Representa a todas esas personas sin cuyos actos de heroicidad los héroes oficiales no hubiesen logrado nunca sus supuestas gestas.

13. Tolkien acertó el año de su muerte.

Como una de esas increíbles coincidencias que suelen rodear el mundo de la literatura, hay quienes consideran que Tolkien predijo de una manera un tanto peculiar la fecha de su muerte. En «El Señor de los Anillos», los elfos recibieron tres anillos, los enanos siete, los hombres nueve y el Señor Oscuro uno. El número resultante es 3791, que, leído del revés, es 1973: la fecha de su muerte.

14. Una historia de amor de novela.

La historia de amor que unió a Tolkien con su mujer Edith, de la que estuvo enamorado desde los 16 años hasta el día de su muerte, tuvo su reflejo en sus obras.

Su mujer sirvió de inspiración para el personaje de Lúthien, una elfa —«la más bella entre los hijos de Ilúvatar»— que renunció a la inmortalidad para salvar a su amado, Beren.

De hecho, Tolkien pidió ser enterrado junto a su esposa al morir y en la lápida, bajo el nombre de cada uno, está escrito «Beren» y «Lúthien».

Los Anillos de Poder

Como veréis, Tolkien fue todo un personaje que ya arrastró mucha controversia en vida. Controversia cuyo último episodio lo estamos viviendo con la recién estrenada serie “Los Anillos de Poder”. Y como os he prometido os voy a dejar mi opinión sincera al respecto.

En primer lugar, deciros que, a mí la serie, en una valoración general, me está gustando. Como elementos a destacar os diría que a nivel visual es simplemente espectacular. Los paisajes abiertos y la recreación de los distintos entornos son completamente apabullantes. Los efectos especiales están en general muy bien resueltos y las batallas y enfrentamientos me parecen correctamente coreografiados.

Ahora bien, dicho esto, la gran pregunta es ¿es una adaptación fiel del mundo de “El Señor de los Anillos”? ¿Es fiel al canon de Tolkien?  Es más ¿está la serie a la altura de la trilogía cinematográfica original?

Sin que me considere, ni mucho menos un experto en Tolkien o su obra, lo cierto es que siendo rigurosos la serie no sigue el canon de Tolkien. Es cierto que ha reinterpretado situaciones y personajes, inventando incluso alguno nuevos. Sin embargo, para mí esto no es ningún defecto.

Como escritor no entiendo eso de los cánones tan de moda actualmente. Cuando escribo una novela juego con un mundo que ha salido de mi imaginación, si alguien en el futuro quiere continuar alguna de mis obras, me parecería injusto encorsetarles a mis ideas y no dejarle jugar con nuevos conceptos o interpretaciones.

El mundo es progreso y cambio no estancamiento y respeto a cánones rígidos e inamovibles. ¿Alguien se imagina que tuviésemos que representar obligatoriamente todas las obras de Shakespeare tal cual las representaba él en los teatros londinenses del siglo XVI? ¿Dónde estarían las adaptaciones modernas? ¿Sabíais que en 1911 Gordon Craig intentó incluso una adaptación cubista de Hamlet?

No obstante, es cierto que existe un espíritu, una intención, un alma etérea que vertebra cualquier obra literaria o artística que sí que es importante respetar cuando se hace una adaptación de cualquier tipo. Pero esto no significa encorsetar absurdamente la fantasía a un aspecto físico, una raza o un sexo determinado. Eso es simplemente racismo o sexismo excusado bajo la facilona fórmula del canon.

Sin embargo, también es cierto que no es fácil saber cuál es esa intencionalidad tras una obra. En el caso de Tolkien algunos vieron claramente que Sauron era simplemente Stalin y que el Señor de los anillos era una obra anticomunista. Probablemente algunos incluso lo seguirán pensando aún a pesar de que el propio Tolkien lo desmintió con el rotundo argumento de que la obras estaba concebida mucho antes de la revolución rusa.

Incluso los nazis creyeron ver en la obra una afirmación de la supremacía racial germánica.  Los editores alemanes llegaron a escribir a Tolkien para preguntarle si era de ascendencia aria. Tolkien, que siempre defendió que el partido nazi y su antisemitismo era algo pernicioso y acientífico, respondió con una carta que merece la pena reproducir:

[…] si debo entender que quieren averiguar si soy de origen judío, solo puedo responder que lamento poder afirmar que no tengo antepasados que pertenezcan a ese dotado pueblo. […] me he acostumbrado a considerar mi apellido alemán con orgullo, y seguí considerándolo así durante todo el período de la lamentable pasada guerra, durante la cual serví en el ejército inglés. Sin embargo, no puedo dejar de comentar que, si averiguaciones impertinentes e irrelevantes de esta especie han de convertirse en la regla en cuestiones relacionadas con la literatura, no está entonces distante el momento en que tener un apellido alemán deje de ser fuente de orgullo.

Por todo esto ¿Quién es capaz de decir a ciencia cierta cuál era la intencionalidad final de las obras de Tolkien o de cualquier otro escritor?

En definitiva, una adaptación como “Los Anillos de Poder”, que además no se basa en ningún libro concreto de Tolkien, no puede ser juzgada como si de otra obra de Tolkien se tratara. Es una obra nueva para una época distinta que merece la oportunidad de realizar una nueva interpretación de las obras de este autor y que debe ser juzgada por sí misma, por sus cosas buenas y sus cosas malas (y no cabe duda de que hay de ambas).

Y con esto llegamos al final del video artículo de esta semana. Por supuesto espero vuestras opiniones en comentarios. Que, naturalmente no tienen por qué coincidir con la mías, así que contadme vuestra opinión sobre Tolkien y también sobre esta nueva serie.

Os recuerdo que sigo subiendo recopilaciones musicales para ayudaros e inspiraros a escribir y leer y que esta semana os dejo la mejor música de terror (pulsad en el enlace si os atrevéis ahora que se acerca Halloween).

Os dejo, como siempre, con el video artículo de esta semana. No olvidéis dar al like si os ha gustado, suscribíos (aquí y al canal de Youtube) y dad a la campanita para que os avisen cuando suba un nuevo vídeo.

Hasta el próximo video artículo.

Curiosidades asombrosas de J. R. R. Tolkien. Y además mi opinión de Los Anillos de Poder
Curiosidades asombrosas de J. R. R. Tolkien

Destripando a Drácula

Destripando a Drácula
Destripando a Drácula

Destripando a Drácula, la famosa novela publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker, es el nuevo reto que me he planteado en el video artículo de esta semana. Drácula fue un éxito absoluto desde el mismo momento de su publicación, éxito que no ha cesado con el paso del tiempo. A día de hoy, no hay año que no salgan al mercado nuevas ediciones convirtiéndose en una de las obras más leídas de todos los tiempos. Su personaje protagonista, el conde Drácula, se ha convertido en el arquetipo del vampiro en todo el mundo, entrando de lleno en el exclusivo panteón de los personajes literarios más importantes de todos los tiempos.

Abraham «Bram» Stoker nació en Irlanda en Clontarf, el 8 de noviembre de 1847. Fue el tercero de siete hermanos de una familia burguesa acomodada. Su padre, Abrahan Stoker, y su madre, Charlotte Mathilda Blake Thornley, le dieron una buena educación, donde abundaron las buenas lecturas y la cultura.

De pequeño fue un niño enfermizo que se pasó casi los primeros siete años de su vida en cama.  Contó, sin embargo, con profesores privados y el atento cuidado de su madre, que le contaba historias de misterio y fantasmas. Destacaban los relatos propios del folklore irlandés, como los banshees, junto a historias verídicas sobre la plaga de cólera de 1832 que asoló Irlanda.

A los siete años se recuperó por completo, ingresando en la universidad, en el Trinity College en 1864, licenciándose con donde se licenciaría con matrícula de honor en ciencias y matemáticas en 1870. Allí entabló amistad con quien sería uno de sus mejores amigos el famoso escritor Oscar Wilde.

Mientras estudiaba, trabajó como funcionario en el castillo de Dublín, sede del gobierno británico en Irlanda, donde su padre ocupaba un alto cargo. También colaboró como crítico de teatro para el Dublin Evening Mail y como crítico de arte para varias publicaciones de Irlanda e Inglaterra. Finalmente logro aprobare las oposiciones de Derecho para poder ejercer como abogado en Inglaterra.

En 1878, cinco días antes de trasladarse a Londres, Stoker se casó con Florence Balcombe, una antigua novia de su amigo Oscar Wilde, con la que tuvo un hijo, llamado Irving Noel. Florence se haría famosa años después, tras la muerte de Stoker, cuando se hizo cargo de los derechos de autor de su marido. Se la recuerda especialmente por sus pleitos para demandar la película Nosferatu, que adaptó la novela de Drácula sin pagar los derechos correspondientes, con la burda artimaña de cambiar nombres y localizaciones…

En 1897 Bram Stoker publicaría su famosa novela Drácula, alcanzando con ella de inmediato la inmortalidad literaria.

Pero ¿cómo logró Bram Stoker concebir una historia así?

Una idea muy extendida es que ideó la novela a partir de una pesadilla que tuvo, tras cenar demasiado tarde una ración de cangrejos aliñados. Lo cierto es que realizó un arduo trabajo de documentación. Consultó innumerables libros como «El libro de los hombres lobo», de Sabine Baring-Gould, 0 «Epidémica pseudodoxica», de Thomas Browne. Realizó también una amplia investigación geográfica e histórica, usando obras como «Alrededor de los Cárpatos», de A. F. Crosse, o «Transilvania», de Charles Boner. También se vio muy influenciado por otras obras literarias como «El vampiro (1816)», de Polidori, «El retrato de Dorian Gray (1891)», de Oscar Wilde, o «El parásito (1894)», un relato de su amigo Sir Arthur Conan Doyle. Sin embargo hubo dos autores que dejaron en su obra una huella especial:

  • Sheridan Le Fanu. Era propietario del Dublin Evening Mail, donde trabajaba como crítico de teatro el propio Stoker. Fue uno de los escritores más importantes de su época. Su obra Carmilla, que desarrolla una historia de vampiros femeninos con pinceladas de amor lésbico, es una de la influencias más claras y determinantes en la obra de Stoker.
  • Arminius Vámbéry (Ármin o Hermann Bamberger, en realidad). Aunque no era escritor, fue un espía y erudito orientalista húngaro, que se reunió numerosas veces con Stoker ejerciendo de auténtico asesor para su novela. Algunos críticos consideran que el Dr. Van Helsing, uno de los personajes de la novela está inspirado en el propio Arminius. Aunque, lo más probable es que Stoker crease el personaje como una amalgama de Armiuniun y el propio Sheridan Le Fanu.

En cuanto a la inspiración que Stoker utilizó para su personaje de Drácula, fueron dos los personajes históricos los que unieron sus “cualidades” para formar al terrible vampiro:

I Vlad III conocido como Vlad Tepes (sobrenombre que significa ‘El empalador’).

Nació en 1431 en el pueblo de Sighisoara, enclavado en Transilvania. Gobernó como príncipe de Valaquia (antiguo principado danubiano, que formo con Moldavia el reino de Rumanía) en 1448, de 1456 a 1462, y finalmente en 1476, año de su muerte. En aquella época, el trono de Valaquia estaba amenazado desde el exterior por los turcos y húngaros, y en el interior por una aristocracia ávida y ambiciosa que promovía las luchas intestinas. Según recogen algunos documentos, encontró la muerte en un campo de batalla, decapitado por sus propios soldados, que lo tomaron por un turco.

Vlad III fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad Dracul, nombrado caballero de la orden del dragón por el Emperador Segismundo de Hungría, y nieto de Mircea el Grande, soberano de Valaquia. El título nobiliario Dracul, se puede traducir lo mismo por ‘dragón’ que por ‘El Diablo’, como también se le conocía. El nombre de Drácula, proviene del patronímico ‘ulea’, que en rumano quiere decir ‘hijo de’. De este modo, Drácula es su nombre sincopado, que significa ‘hijo del Diablo’ o ‘hijo del Dragón’.

El pueblo le puso el apodo de «El empalador» por su afición a aplicar este brutal castigo a todo aquel que no seguía sus órdenes. No obstante, esta expresión no aparece en ningún manuscrito hasta mediados del siglo XVI. Vlad III ha pasado a la historia como un cruel torturador. Sus métodos de gobierno eran brutales y expeditivos. Se cuentan numerosas anécdotas sobre su brutalidad.

Quizá la más famosa se refiere a su expeditivo método para acabar con la mendicidad. Para lograrlo convidó a todos los indigentes a una comida. Acto seguido. no falto de humor. perdonó a los presentes si lo habían pasado bien y querían que el les ayudase a no volver a las calles. Todos dijeron que sí, por su puesto, por lo que, acto seguido, mandó prender fuego a la sala en que se encontraban matándolos a todos. Se estima que ejecutó a casi cien mil personas empalándolas, quemándolas o desollándolas vivas. Entre sus víctimas preferidas se contaban los infieles y las mujeres promiscuas.

De todas maneras, no hay que perder de vista que la historia la escriben los ganadores y es posible que esta visión de Vlad Tepes haya sigo muy exagerada con el paso del tiempo. De hecho, en su país natal, Drácula está considerado como un héroe nacional por la defensa de Rumanía y del cristianismo frente al avance del Imperio Otomano. Incluso el Papa Pío II lo consideró un paladín de la fe.

Bran Castle, el castillo donde pasó gran parte de su vida Vlad Tepes, es considerado el Castillo de Drácula y se ha convertido en una auténtica atracción turística en Rumanía. Sin embargo, la verdadera inspiración visual para el imponente castillo descrito en la novela de Drácula provino muy probablemente de Castillo de Slains, Cruden Bay. Allí, Stoker residió en numerosas ocasiones y fue donde escribió los primeros capítulos de su novela. Se da la reveladora circunstancia de que una sala característica del castillo de Slains, la sala octogonal, coincide con la descripción de la sala octogonal del castillo de Drácula.

II – Elisabeth Báthory, «La condesa sangrienta»

Elisabeth Báthory nació en Hungría en 1560. Cuando apenas contaba dieciséis años, su mano le fue ofrecida al conde Ferencz Nádasdy, vasallo del Emperador, eximio general y cruento guerrero, más conocido como «el héroe negro de Hungría». Esto la convirtió de inmediato en una de las mujeres más poderosas de su época.

Se cuenta que su propio marido la inició en el arte de la tortura y su fiel sirviente Thorko la introdujo en el mundo de la magia y el esoterismo. Sea como fuer al parecer la condesa llegó a obsesionarse con el poder rejuvenecedor de la sangre. Esto la llevó a asesinar y torturar sin piedad durante diez años a más de seiscientas doncellas vírgenes, con el único fin de bañarse en su sangre.

Entre sus métodos de tortura predilectos destacaba la «virgen de hierro», un instrumento de tortura consistente en un sarcófago de hierro forjado relleno de clavos, donde introducía a sus víctimas. Ella se colocaba debajo duchándose en la sangre de las desafortunadas mientras estas morían desangradas.

El problema de la condesa fue que, tras acabar con las doncellas hijas de la servidumbre y pueblos cercanos, decidió empezar a asesinar a hijas de burgueses que atraía con falsas promesas de trabajo. El resultado fue que el rey de Hungría, Matías II, no pudo hacer la vista gorda con la desaparición de la hijas de los burgueses.

Finalmente la condesa fue condenada por prácticas aberrantes y por herejía. Sus sirvientes fueron condenados a muerte por complicidad y a ella, debido a su rango, se la permitió vivir encerrada en una torre donde se le suministraba la comida a través de una rendija. La condesa terminó por fallecer a los tres años de su terrible encierro.

Una vez más hay que tener cuidado, ya que, como en el caso de Vlad Tapes, no puede descartarse que los enemigos de la condesa, que no debían ser pocos debido a su poder y condición de mujer, pudieron exagerar los cargos contra ella.

Curiosamente, a la «condesa sangrienta» le unía un lejano parentesco con el linaje de Vlad Tepes, puesto que en la aristocracia húngara y rumana el incesto estaba a la orden del día. La fascinación que este personaje ha despertado a lo largo del tiempo es acusada.

Stoker, se convirtió en un hombre muy famoso gracias a su inolvidable novela, realizando numerosas giras por todo el mundo, aunque nunca visitó Europa del Este, escenario de su novela. Llegó a ser invitado en dos ocasiones a la Casa Blanca en Estados Unidos donde conoció a William McKinley y Theodore Roosevelt.

Tras sufrir varios infartos, Stoker murió en el número 26 de St George’s Square, Londres, el 20 de abril de 1912. Algunos biógrafos atribuyen la causa de la muerte al exceso de trabajo, otros a la sífilis terciaria. Fue incinerado y sus cenizas se depositaron en una urna de exposición en el crematorio de Golders Green, al norte de Londres.

Y hasta aquí la apasionante historia de la novela de Drácula que, una vez más, lejos de ser el resultado de una idea genial nacida de la mera imaginación (que también lo fue) fue el resultado de una excelente educación y un trabajo cuidado y detallista de su autor Abrahan Stoker. Espero que os ayude en vuestra búsqueda de cómo concebir una idea para escribir un libro.

Os dejo con el video artículo de mi canal de youtube.

Dracula Destripado

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”
Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo” es la tarea que esta semana me he propuesto. Para ello, he elaborado un nuevo video en al canal de youtube y este artículo, que va directo, como siempre, a la Videoteca..

¡Quién no conoce esta inolvidable novela y a su personaje, hechos de retales de muertos, que lleva más de dos siglos cautivando nuestra imaginación! Pero ¿sabéis cómo su autora Mary Shelley fue capaz de concebir una obra tan rompedora para su época?

Para entenderlo, es imprescindible conocer a su autora Mary Wollstonecraft Godwin, conocida por su nombre de casada Mary Shelley. Nació el 1 de febrero de 1797. Su padre, William Godwin, fue un importante filósofo y político, defensor del pensamiento anarquista. Su madre, Mary Wollstonecraft, fue una destacada escritora y filósofa independiente e icono del feminismo, algo bastante inusual en la época.

En 1814, Mary inició una relación romántica con Percy Bysshe Shelley, escritor y seguidor político de su padre, que en aquel momento estaba casado. No hace falta decir que aquello no fue del agrado de su familia, por lo que terminó huyendo a Francia con Percy y su hermanastra Claire Clairmont. Poco tiempo después, quedó embarazada, pero perdió a su hija debido a un nacimiento prematuro, lo que supuso un duro trauma para la pareja. En 1816, la muerte de la primera mujer de Percy Shelley, permitió a la pareja casarse por fin regularizando de cara a la sociedad su situación sentimental.

Es en esta época cuando Mary concebiría su obra magna, pero para comprenderlo debemos retroceder a 1816. Aquel año fue conocido como el año sin verano, debido a la terrible erupción volcánica del Tambora en Indonesia. Aquello produjo un largo y frío invierno volcánico que alcanzó toda Europa.

El verano de aquel año que fue de todo menos caluroso, una jovencísima Mary Shelley, de apenas 19 años, junto a su marido Percy Bysshe Shelley, fueron invitado por su amigo George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron, a la Villa Didati, Suiza. En aquella época el afamado poeta inglés mantenía una relación sentimental con Claire Clairmont, la hermanastra de Mary. En aquella villa coincidieron con el médico personal de Byron y también escritor, John Polidori.

Tras dedicarse a leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron propuso un reto, que todos escribiesen una historia de terror. El resultado de aquel antiguo «challenge» fue desigual: Lord Byron escribió un relato corto basado en las leyendas de vampiros que había oído en sus viajes por los Balcanes; John Polidori fue capaz de escribir su novela El vampiro que vería la luz en 1819; y Mary Shelly concibió la historia, ayudada por pesadillas, de lo que sería su celebrada obra: Frankenstein o el moderno Prometeo.

Si tenemos en cuenta que Braam Stoker basaría su “Drácula” en gran parte en la obra de Polidori, resulta increíble pensar que aquella reunión en Suiza dio a luz a dos de los personajes más importantes de la literatura de terror de todos los tiempos.

Profundizando en cómo Mary Shelley fue capaz de concebir su historia, a pesar de la mitología popular, no fue el mero resultado de una imaginación desbordada y algunos sueños afortunados. Lo cierto es que, aunque el germen de la historia pudiese ser efectivamente una pesadilla, detrás de la obra se esconde una gran labor de documentación y varias influencias claramente identificables:

  1. Andrew Crosse.

Este extravagante científico trabajaba con cadáveres y electricidad. En 1807 afirmó que en uno de sus experimentos con “electro cristalización” había logrado crear vida. Concretamente, dijo crear «el insecto perfecto, de pie sobre unas pocas cerdas que formaban su cola». En realidad, se trataba posiblemente de un tipo de ácaro resultado de la contaminación de sus muestras. Sea como fuere, Mary Shelley había asistido en 1814 a una conferencia del entonces famoso científico, quedándose impresionada con sus afirmaciones de la creación de vida a partir de la electricidad. La historia de Crosse no fue muy afortunada, llegó a ser considerado un endemoniado, siendo sus posesiones y propiedades exorcizadas.  Aun así, continuó investigando hasta su muerte el 26 de mayo de 1855.

2. El galvanismo de Luigi Galvani y los experimentos de Erasmus Darwin y Giovani Aldini.

Luigi Galvani demostró que con pequeñas descargas era capaz de animar miembros de ranas que se contraían por el efecto de la electricidad. De estos experimentos dedujo que la electricidad era la que sustentaba la vida de los seres vivientes, siendo producida en el cerebro y enviada por los nervios a los músculos. A esta teoría se la denominó Galvanismo y es protagonista en gran medida de la obra de Frankenstein.

Erasmus Darwin, realizó importantes experimentos en galvanismo, pero el que más impacto tuvo en la sociedad de la época, fue el del físico italiano Giovanni Aldini, sobrino de Galvani. El principal experimento de Aldini fue cuando utilizó la electricidad para intentar reanimar a un condenado a la horca, el inglés George Forster. El resultado fue un grotesco espectáculo en el cual, al poner varillas conectadas a una batería, en ciertas partes del cuerpo de Forster, éste presentaba reacciones involuntarias como movimientos en la mandíbula o hasta movimientos de las extremidades con cierta fuerza, que hacían parecer que el muerto en algún momento había vuelto a la vida.

Mary Shelley debió asistir a alguna de aquellas impresionantes demostraciones tan famosas en su época. Pudiendo así quedar tan impresionada, por aquella extravagante teoría del Galvanismo, que terminó convirtiéndose en el motor que animaría su Frankenstein.

3. Johan Konrad Dippel.

Este teólogo, filósofo y alquimista, nacido el 10 de agosto de 1673, vivió en el Castillo de Frankenstein (aunque os parezca extraño un castillo con este nombre existe y está en Alemania desde 1252). Sólo por esto, su influencia sobre la novela de Mary Shelley parece clara, pero es que no sólo en la coincidencia del nombre de su lugar de nacimiento coincide Dippel con la historia narrada por la escritora.

Dippel practicó alquimia y, afirmó haber descubierto un aceite que tenía la clave para vivir 137 años. Durante su estancia en el famoso castillo, se rumoreaba que practicaba extraños experimentos con cadáveres, entre los que se decía que intentaba transferir un alma de un cuerpo a otro. A tal punto llegó la preocupación con sus actividades, que terminó por ser expulsado por los vecinos de la ciudad. Otro punto que juega a su favor, como fuente de inspiración para la novela de Shelley, es que Dippel afirmaba haber logrado descubrir, durante sus experimentos alquímicos, “el principio vital”. Una fórmula que permitía crear vida desde la materia inanimada.

Con todas estas influencias, las propias experiencias traumáticas personales y una buena labor de documentación, no es difícil imaginar como Mary Shelley fue capaz de vestir su idea primigenia hasta crear su inolvidable novela. A este pastel hay que unir la guinda de su crianza liberal, con principios anarquistas y feministas que también son reflejados en su obra de maneras sutiles. El resultado fue una obra que ha quedado como un clásico de todos los tiempos.

Existen curiosamente tres versiones del Frankenstein de Mary Shelley: Una primera versión obra íntegramente de la escritora publicada 1817; una segunda versión de 1818 corregida con la ayuda de su marido Percy Bysshe Shelley y una última versión completamente reescrita con la colaboración, una vez más de Percy, publicada en 1831.

La vida de Mary no fue ni mucho menos fácil tras la publicación de su obra. En 1818, los Shelley se mudaron a Italia, donde su segundo y su tercer hijo murieron. Afortunadamente, Mary tuvo posteriormente un último hijo, el único que sobrevivió, Percy Florence. Sin embargo, la desgracia volvió a golpearla en 1822, cuando su esposo Percy se ahogó tras hundirse su velero. Un año después, Mary Shelley regresó a Inglaterra. A partir de aquel momento se dedicó en exclusiva a la educación de su hijo y a su labor como escritora. Mary Shelley nunca se volvió casar, aunque no le faltaron pretendientes, muriendo a la edad de 53 años, el 1 de febrero de 1851, probablemente debido a un tumor cerebral.

Con esto terminamos el repaso a esta inolvidable obra, que nos sirve como un excelente ejemplo de aquellos consejos que os ofrecía en el vídeo artículo de cómo concebir una idea para escribir un libro.

Destripando a Frankenstein: Descubre como Mary Shelley concibió su novela.

La Torre Oscura (Stephen King)

PortadaTO

 La Torre Oscura puede considerarse, en palabras del propio autor, la obra magna de Stephen King. Este autor universalmente conocido por sus novelas de terror y sus innumerables adaptaciones literarias, es también el creador de una saga de novelas en la línea de Tolkien: La Torre Oscura.

La obra se compone de siete tomos; La hierba del diablo (1982); La invocación (1987), Las tierras baldías (1991), La bola de cristal (1997), Lobos del calla (2003), Canción de Susannah (2004) y La Torre Oscura (2005).King aún acudía a la escuela (antes incluso de escribir Carrie), cuando comenzó a escribir la primera de las novelas de la saga, y tardó casi treinta años en concluirla. La historia narra la odisea de Roland de Gilead, joven descendiente de una orden conocida como los pistoleros, que tendrá que perseguir y dar caza a un peligroso oponente medio humano; el hombre de negro. Sin embargo, su verdadero objetivo será encontrar la Torre Oscura, un edificio mágico en el que, según las leyendas, se encuentra el nexo entre todas las realidades.

comicTOLa Torre Oscura bebe de múltiples influencias, entre las que destaca el poema épico «Childe Roland to the Dark Tower Came« de Robert Browning. En la obra encontramos referencias a El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien y el propio King confesó haberse inspirado en el personaje interpretado por Clint Eastwood en El bueno, el feo y el malo, para la creación del personaje protagonista Roland.

La Torre Oscura cuenta además con una excelente adaptación al comic, que ha comenzado a publicarse en España de la mano de Panini. Con el título de La Torre Oscura: El nacimiento del pistolero, cuenta con guiones de Peter David y dibujos de Jae Lee y Richard Isanove. Stephen King es un gran amante del mundo de la historieta gráfica y no es ésta la única conexión de su obra magna con dicho mundo.

De hecho, las novelas originales contaron con ilustraciones de grandes autores, entre los que destacan Michael Whelan, Phil Hale, Ned Dameron, Dave McKean, Bernie Wrightson y Darrel Anderson.

Escrito por: Juan Carlos Boíza López
http://jcboiza.com/

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