Aborto sí, aborto no. En estos días se está viviendo una batalla, con aire caduco y cierta sensación de Deja Vú, sobre La Modificación de la Ley del Aborto en España. La modificación de la Ley, que de momento no es más que un borrador propuesto por un comité de expertos, ha servido de excusa para que la derecha, con la Iglesia a la cabeza, como no podía ser de otra manera, reedite un debate ya amortizado en la sociedad española sobre el aborto. Nuevamente nos encontramos con abanderados “Pro Vida”, que esgrimen fotografías gore de fetos desmembrados y equiparan el aborto al exterminio de seres humanos (les gusta mucho compararlo con el nazismo especialmente). El debate se convierte así, en tertulias y periódicos, en una toma de postura a favor o en contra del aborto, manipulando el verdadero debate subyacente, enterrado hasta el olvido entre banderas y soflamas eclesiales.
El verdadero debate no se produce entre gentes partidarias de abortar y gentes contrarias a abortar, como se suele dar a entender. Lo cierto es que no existe nadie, salvo alguna mente pervertida, que de todo hay en esta bola de barro, que crea que abortar es algo bueno y esté deseando hacerlo. El aborto es un hecho traumático y una decisión dolorosa, que suele marcar la vida de las mujeres que se ven obligadas a tomarla. Entonces, si todos estamos en contra del aborto, ¿cuál es el verdadero debate? La respuesta es que el verdadero conflicto se plantea entre quienes quieren que abortar esté penalizado (que sea ilegal) y quienes quieren que esté despenalizado (que sea legal) en algunos supuestos.
Una vez centrado el debate, podemos ya estudiar cada postura y ver sus consecuencias prácticas con claridad, ya que ambas situaciones se dan en la realidad en diversos lugares del globo.
– Aborto Penalizado: En los países en que el aborto está penalizado, éste no ha desaparecido, sino que sigue practicándose de forma clandestina. Las clases acomodadas realizan viajes a países donde está despenalizado para llevarlos a cabo y las clases menos pudientes se ven obligadas a acudir a clínicas ilegales, en el mejor de lo casos, o a abortistas clandestinos, con el resultado de que numerosos abortos terminan en ingresos hospitalarios con grave riesgo para la vida de la madre. Estas mujeres no sólo sufren un aborto traumático y con grave riesgo para su vida, sino que, además, deben enfrentarse a penas de cárcel.
¿Defender esto es una opción Pro Vida?
– Aborto Despenalizado: El aborto se realiza, en una serie de supuestos, con atención médica profesional, desapareciendo el abortismo clandestino y el riesgo para la vida de las mujeres. La decisión de abortar queda en manos de la propia conciencia de la mujer y ésta no es encarcelada en caso de decidirse a realizarlo.
Tomar partido a favor o en contra del aborto es en realidad elegir entre estos dos escenarios. Los debates sobre si el feto es o no un ser vivo desde el momento de su concepción, son en realidad debates baldíos sin solución posible, ya que el único juez capaz de determinar algo así, no es la ciencia ni la religión, sino la conciencia de cada cual. La ley existe para regular la convivencia de la mejor manera posible y no para administrar una moral determinada, que es algo que atañe al propio individuo.
El Estado debe garantizar la libertad de elección de la mujer, facilitándole todas la información y opciones posibles (educación sexual, políticas familiares, adopciones, etc…) para no tener que recurrir al aborto. Pero, si al final decide hacerlo, es labor de todos respetar, apoyar y facilitar los medios para que esa dura decisión se realice en las mejores condiciones posibles. Esto es tener una auténtica postura Pro Vida y Pro Libertad.