Hoy os traigo las mejores obras literarias navideñas de Venezuela. Bienvenidos adictos a la literatura, espero que hayáis tenido una buena entrada de año. El tiempo pasa a una velocidad que a veces da un poco de vértigo. Sabéis que soy español y que en Europa especialmente no ha sido un año demasiado bueno. Aún así, lo cierto es que, aunque no quejemos, hay lugares donde se pasa mucho peor que en el viejo continente.
Por eso, si me lo permitís, en esta ocasión quiero acordarme especialmente de un país con el que me unen lazos muy especiales: Venezuela. Un país que lleva ya mucho tiempo pasándolo bastante mal y del que quiero, junto a todos vosotros, repasar sus mejores obras literarias navideñas. Y quiero hacerlo, también, en representación de toda esa brillante literatura e inmensa riqueza cultural de toda Latinoamérica, sobre la que, no os quepa duda, volveré en futuros video artículos.
Aahora sí, preparaos para conocer cinco de las mejores obras literarias navideñas venezolanas. Y, como postre, algunos poemas inolvidables que os van a a sorprender.
Empezad a desatar la cuerda de vuestras hallacas y comencemos….
La Navidad es una época especial para los venezolanos. Una época dedicada a la celebración y reflexión que tiene su claro reflejo en la literatura. De hecho, hay muchas obras que se consideran clásicos navideños y que capturan la esencia de esta época y, entre ellas, he escogido cinco que no debéis perderos:
1. «La Navidad en las montañas» de Rómulo Gallegos
Esta novela cuenta la historia de una familia que se reúne en las montañas durante las fiestas navideñas. Lo que aprovecha para describir la vida cotidiana en una comunidad rural venezolana.
La historia comienza cuando la familia recibe la noticia de que el patriarca de la familia, Don José, está enfermo y no podrá asistir a la reunión navideña. A pesar de todo, la familia decide continuar con la celebración y se reúne en una casa en las montañas, . Allí se irán revelando los conflictos y problemas que afectan a la familia..
La obra destaca la importancia de la familia y la solidaridad en la Navidad, y muestra cómo, el amor y la compasión, pueden superar cualquier obstáculo.
2. «De cómo Panchito Mandefuá cenó con el Niño Jesús» de José Rafael Pocaterra
Panchito Mandefuá es un niño callejero que deambula por las calles de la ciudad, pidiendo un pedazo de pan y un vaso de agua para cenar. Luego de pasar todo el 24 de diciembre jugando con sus amigos, al llegar la noche va en búsqueda de alguien que le dé, unas monedas para comprar algo para comer.
Cerca de la media noche, un carro sin previo aviso, choca contra el pequeño Panchito y lo deja tendido en la calle. Así, este simpático personaje, es el invitado de honor a una cena de navidad muy especial.
Con esta historia, lo que el autor pretende es denunciar la situación que enfrentan y viven, los niños de la calle.
3. «Las Uvas del Tiempo» de Andrés Eloy Blanco
Andrés Eloy Blanco escribió Las Uvas del Tiempo, un 31 de diciembre del año 1923, en la Puerta del Sol, Madrid, España. Lo hizo, dejándose llevar por sus recuerdos, dejando aflora su niñez, sus paseos por las bellas playas de su ciudad natal, los juegos con sus amigos, pero, sobre todo, añorando a su amada madre.
Este poema se convirtió en una tradición en los hogares venezolanos. Ya que sentados en familia, faltando 15 minutos para que termine el año, se escucha esta oda llena de tristezas y recuerdos.
4. «La Navidad del Chigüire Bipolar» de Mauricio Pérez
Esta novela cuenta la historia de un chigüire, una especie de roedor nativo de Venezuela, que lucha contra su trastorno bipolar durante la Navidad. La obra destaca la importancia de la amistad y la comprensión en la Navidad, y muestra cómo la ayuda y el apoyo de los demás pueden hacer una gran diferencia.
5. «¿Cenan los tigres la noche de Navidad?» de Laura Antillano.
Este cuento infantil relata la historia de un niño que visita un zoológico y, al momento de hacer el pesebre con su madre, se da cuenta de que, nunca se colocan tigres en él. El niño, empieza a sentir tristeza por estos animales, lo que genera que su madre prepare un viaje al zoológico en la Noche Buena. Allí, junto con los animales y cuidadores, deciden esperar la Navidad.
Este relato es obra de la pluma creadora de la narradora, ensayista, crítica de cine, fotógrafa, titiritera y escritora venezolana Laura Antillano. Esta licenciada en letras, plasma en esta historia, lo agradable que es compartir con otras personas y la importancia que representa el reconocimiento del trabajo de los demás.
Pero si hay algo que caracteriza la Navidad en Venezuela son las Hallacas. Un plato típico de la cocina venezolana cuyo origen, según los registros históricos, se remonta a la época colonial. Entonces, los esclavos recogían los restos de la comida de sus amos y mezclaban los ingredientes. Así nación un plato que años después sería un símbolo de la cultura culinaria venezolana.
Toda una institución culinaria que también ha llegado a la literatura y no sólo venezolana. Por poner un ejemplo, en la famosa novela de la chilena Isabel Allende, “La casa de los espíritus”, se describe una cena navideña en la que se preparan hallacas como plato principal.
Por eso, para finalizar este video artículo nada mejor que el poema “Elogio informal de la hallaca” de Aquiles Nazoa, poeta, narrador y ensayista venezolano.
El poema describe las hallacas de manera poética y evocadora, alabando su sabor y su importancia cultural. Nazoa destaca la complejidad y la variedad de ingredientes que se utilizan para preparar las hallacas,. Además, describe cómo estos ingredientes se mezclan y se combinan para crear un plato único y delicioso.
El poema también menciona la importancia de las hallacas en la cultura venezolana y en la celebración navideña, y destaca cómo este plato simboliza la unión y la solidaridad entre las personas.
El poema aborda la figura de Pantagruel — personaje literario creado por Francois Rabelais en el siglo XVI — del Guarataro que busca devorarse a Caracas, tragarse los cerros y cenar con El Ávila. Los símbolos de lo venezolano se encierran en dos hallacas que Aquiles Nazoa decide comer por el hambre del día.
El poeta enuncia en los primeros versos: ,
“Pasadme el tenedor, dadme el cuchillo,
arrimadme aquel vaso de casquillo
y echadme un trago en él de vino claro,
que/ como un Pantagruel del Guarataro
voy a comerme el alma de Caracas,
encarnada esta vez en dos hallacas”.
aquiles nazoa
Y, por último, para despedirnos las palabras de Arturo Uslar Pietri que consideraba la hayaca como un auténtico manual de historia:
“Hay platos en los que se ha concentrado la historia como en un conciso manual. Nuestra hayaca, por ejemplo, es como un epitome del pasado de nuestra cultura. Se la puede contemplar como un breve libro lleno de delicias y de sugestiones. En su cubierta está la hoja del plátano. El plátano africano y americano, en el que el negro y el indio parecen abrir el cortejo desabores. Luego está la luciente masa de maíz. El maíz del ramal, de la tortilla y de la chicha, que es tal vez la más americana de las plantas. Ya Andrés Bello veía en su espiga algo de plumaje de cacique indio. Los mayas, los incas, los aztecas, los chibchas, los caribes, los arauacos, los guaraníes, fueron pueblos de maíz. Se alimentaban con la masa delas mazorcas molidas sobre la piedra. En la carne de gallina, las aceitunas y las pasas está España con su historia ibérica, romana, griega y cartaginesa”.
arturo uslar pietri
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