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Juego de Tronos

La historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón

La historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón
La historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón

Bienvenidos adictos a la literatura. Hoy abordamos la historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón. Nos meternos de lleno con Juego de Tronos, obra que he nombrado en varias ocasiones para bien y también para mal. Una serie literaria que, tras llevarse a la pequeña, pantalla, se ha convertido en la serie de televisión más aclamada de todos los tiempos (por lo menos hasta ahora). Serie que, por cierto, os recomendaba en mis Recomendaciones para el verano 2022.

Pues bien, cuando se acaba de estrenar La Casa del Dragón, una precuela basada en el libro Fuego y Sangre de George R.R. Martin, es el mejor momento de volver la vista atrás. Y lo hacemos para preguntarnos ¿Cómo ideó George R. R. Martin esta saga literaria?

En muchas ocasiones he animado, a todos los que queréis escribir vuestras propias historias, a anclar estas en la realidad, y a documentarse profusamente. Y eso es exactamente lo que hizo Martin con esta serie de novelas. Así que acompañadme en este viaje en el que descubriremos la historia real tras Juego de Tronos.

Y, como postre, os dejo para el final la historia real escondida tras La Casa del Dragón.

No lo demoremos más, empuñemos nuestra espada de fuego valirio y montémonos en nuestro dragón. Empecemos.

1. El mundo de Juego de Tronos

Si recordáis la famosa intro de Juego de Tronos, seguro que recordaréis la peculiar geografía del mundo ideado por Martin. Pues bien, lejos de estar inventada, está totalmente inspirada en el mundo real. Concretamente en antiguos mapas de época medieval.

Existen tres continentes en la ficción: Sothoryos, Essos y Poniente. Seguramente, muchos os habréis dado cuenta que Poniente no es otra cosa que Gran Bretaña. Por otro lado, el mundo de Sothoryos es el continente de África, y Essos es Asia. Además, el famoso “Mar Angosto”, que separa los continentes de Poniente y Essos es lógicamente el Canal de la Mancha.

En la serie se muestra la existencia de siete reinos cada uno gobernado por un señor diferente: el Reino del Norte, el Reino de la Montaña y el Valle, el Reino de las Islas y los Ríos, el Reino de la Roca, el Reino del Dominio, el Reino de las Tormentas y el Principado de Dorne. Pues bien, entre el 500 d.C., y el 850 d.C., coexistieron siete reinos en Inglaterra, cada uno con su propio monarca. Sus verdaderos nombres eran: Northumbria, Mercia, Anglia Oriental, Kent, Essex, Sussex, y Wessex.

En los libros se habla también del antiguo Imperio de Ghiscari. Imperio que habría sido derrotado por el gran Imperio del Feudo Franco de Valyria, situado en el continente oriental de Essos. Valyria conquistó gran parte del mundo conocido manteniendo su imperio durante más de mil años. Su capital se convirtió en la ciudad más famosa del mundo. El poderío de Valyria se mantuvo hasta que un desastre natural denominado “la maldición de Valyria” acabo con él.

En este caso Ghiscari esta basado en los imperios orientales de Egipto, Cartago y Persia. En cuanto al Imperio de Valyria no sería otra cosa que el Imperio romano, del que Martin copia incluso su estructura política.

2. El muro

Mención aparte merece “El Muro”, una inmensa fortificación situada en la frontera norte de los Siete Reinos. Con una extensión de casi 500 kilómetros, se utiliza como defensa contra una raza de muertos vivientes conocida como los Caminantes Blancos.

Pues, aunque parezca increíble, incluso este elemento tan, a priori, fantástico, tiene una base totalmente histórica.

En el año 122 D.C., durante el reinado del emperador Adriano, se erigió un enorme muro en Britania, como fortificación defensiva ante los pueblos del norte (la actual Escocia). Se extendía desde las orillas del río Tyne, cerca del mar del Norte, hasta el fiordo de Solway, en el mar de Irlanda.

Contaba con una base y un muro de piedra, complementados con castillos miliares, con dos torretas entre cada uno, y un fuerte cada cinco millas romanas aproximadamente. De norte a sur, el muro comprendía un foso, una muralla, una vía militar y un vallum, otro foso con montículos adyacentes. Se cree que los castillos contaban con guarniciones estáticas, mientras que los fuertes alojaban tropas de infantería y caballería.

En total, casi 118 km de una impresionante muralla, que llevaba el nombre de Muro de Adriano y que no tiene nada que envidiar al “Muro” de Juego de Tronos.

3. Mitología y religión

En Juego de Tronos es fundamental el componente mágico y mitológico. Una serie de creencias, religiones y mitos tan rica que hace que su mundo nos parezca absolutamente real. George R.R. Martin ideó toda esta mitología echando mano de tradiciones y creencias de todo tipo.

En Poniente, los Stark veneran a los “Viejos Dioses del Bosque. En sus creencias a los árboles Arcianos, tallados con caras de los antiguos dioses, se les considera sagrados. También existen figuras como los verdevidentes, que pueden ver a través de sus ojos, o los cambiapieles, que poseen la habilidad de entrar en las mentes de los animales.

En la realidad, las antiguas religiones Celtas de Europa creían que sus dioses habitaban los bosques, lagos y montañas, y que ciertos animales podían transmitir mensajes procedentes de los dioses.  Para los celtas, los árboles, que sumergen sus raíces en la tierra y son capaces de tocar el cielo con sus ramas, eran sagrados. Los árboles eran un símbolo de ciencia, misterio y vida y los bosques se convirtieron en los templos sagrados donde los druidas realizaban sus rituales de reflexión y aprendizaje.

Pero hay otro gran culto presente en Juego de Tronos: La Fe de R´hllor. Una creencia en la llegada de una especia de mesías guerrero R´hllor, abanderada por la sacerdotisa roja Melisandre. Esta sacerdotisa es adoradora del “Dios de la luz” y utiliza el fuego como elemento fundamental en su culto.

En este caso, el paralelismo histórico lo encontramos con la antigua religión persa del Zoroastrismo. Se trataba de una religión dual, en la que, al igual que creen los seguidores de R’hllor, el bien y el mal batallan incansablemente. Además, sus practicantes rezaban en presencia del fuego o en templos dedicados al fuego, ya que éste era considerado un medio de canalizar la visión espiritual y alcanzar el despertar interior.

4. Se acerca el invierno

Si hay un eslogan o frase mítica en Juego de Tronos, esta es “Se acerca el Invierno”. En las novelas parece que el clima de Poniente está amenazado por la llegada inminente de un largo invierno. Un largo invierno que llegará tras un largo verano y traerá consigo, según los peores augurios, la llegada de los terribles Caminantes Blancos.

Curiosamente, incluso este cambio climático tan brusco, tiene su equivalente en la historia real. Del siglo X al siglo XIV en toda Europa se disfrutó de una era extraordinariamente calurosa (el largo verano) que tuvo un brusco final con la llegada de un período de temperaturas tan gélidas que se ha denominado La Pequeña Glaciación o Pequeña Edad de Hielo. Este periodo de frio y terribles hambrunas se extendió de finales del siglo XIV hasta mediados del siglo XIX.

5. Personajes históricos

Por supuesto, no podemos dejar de comentar cómo, muchos de los personajes y situaciones narradas en las novelas de Juego de Tronos, fueron tomados por George R.R. Martin de grandes episodios históricos, que no tienen nada que envidiar a lo narrado en la ficción.

Aegon I Targaryen

En la historia de Poniente destaca el personaje de Aegon I Targaryen, un extranjero que llegó y conquistó todo a su paso, estableciendo la dinastía Targaryen, que dominó Poniente durante casi 300 años. Este personaje nos remite a Guillermo el Conquistador, que cruzó el Canal de la Mancha desde Normandía en el año 1066 y fundó una dinastía francesa en Inglaterra. Una dinastía que se mantuvo hasta ser expulsada de Francia después de la Guerra de los Cien años en 1453. Curiosamente “Aegon el Targaryen” es llamado “Aegon el Conquistador”.

La boda roja

La Boda Roja es un suceso en el que los Stark son traicionados y asesinados brutalmente por los Frey durante la boda que se iba a celebrar entre Edmure Tully y su hija Roslin Frey, fortaleciendo la unión entre sus dos respectivas casas. En una broma macabra, los Frey cortaron las cabezas de Robb y de Viento Gris, su lobo, cosiendo luego la cabeza del animal en el cuerpo del muchacho.

Esta traición tiene su equivalente histórico en la denominadaLa Cena negra que tuvo lugar en Escocia en 1440. El propio Martin ha contado la historia real en algunas ocasiones:

«El rey de Escocia estaba combatiendo al clan de Black Douglas, y se dirigió a él para hacer las paces. Ofreció al joven Conde de Douglas paso franco hasta Edimburgo para que le visitara. El Conde llegó al Castillo de Edimburgo y en él se celebró un gran banquete. A continuación, acabado el festín, [los hombres del rey] empezaron a batir un solitario tambor. Hicieron traer un plato cubierto y lo pusieron frente al Conde. Al descubrirlo, se reveló que contenía la cabeza de un jabalí negro —símbolo de la muerte. Tan pronto como el Conde lo vio, supo lo que significaba. Los hombres del rey le arrastraron hasta el patio y le ejecutaron».

La Casa Lannister y la Casa Stark

Si hay un enfrentamiento que marca la historia de Juego de Tronos es el protagonizado por estas dos familias. Ambas aspirantes al trono, una del norte y otra del sur de poniente. Este enfrentamiento de produjo en la vida real en llamada “La Guerra de las Dos Rosas”.

Entre 1445 y 1485 dos familias de la nobleza se enfrentaron por el poder durante varias generaciones. Las dos familias involucradas eran la casa Lancaster y la casa York y se enfrentaron en una batalla por el trono entre los descendientes de Eduardo III y los de Enrique IV.

No hace falta aclarar que los Lancaster (provenientes del sur) se corresponderían con los Lannister, mientras que los Stark (una familia del norte) estarían inspirados en la Casa de York. Además, se da la circunstancia de que el símbolo real de la familia Lancaster era el león, al igual que en la ficción lo es de la familia Lannister.

Siguiendo con el paralelismo de la serie con la realidad, los Lancaster ocuparon el trono cuando Ricardo II fue depuesto por su primo Enrique IV en 1399. El dominio de los Lancaster estuvo asegurado hasta 1422, año en el que el rey Enrique V murió en una campaña militar y dejó a su hijo Enrique VI como rey.

Enrique VI sería el equivalente real de Robert Baratheon en Juego de Tronos. Como él se le considera un rey enfermizo de voluntad débil. Casado con la francesa Margarita de Anjou, ésta ejerció como la auténtica gobernante. Feroz y de voluntad férrea Margarita sería la inspiración para el personaje de Cersei Lannister, reina por su matrimonio con Robert Baratheon. De hecho, al igual que Cersei en la ficción, Margarita de Anjou sería la verdadera impulsora de la guerra contra los York, “la Guerra de las dos Rosas”.

Otro personaje con un equivalente real es Joffrey, el hijo de Cersey Lannister y Robert Baratheon, que llega al trono tras la muerte de éste. En la realidad, Eduardo de Lancaster, hijo de Enrique VI y Margarita de Anjou, fue conocido por su increíble crueldad y juventud. Siendo a penas un niño se caracterizaba por cortarles la cabeza a sus enemigos como si de un juego se tratase. Además, como Joffrey en la ficción, se rumoreaba que era un hijo bastardo de la reina y, como él, murió joven con tan sólo 17 años, durante la batalla de Tewkwsbury.

Pero las coincidencias de realidad y ficción no terminan aquí, el personaje de Ned Stark estaría basado en Ricardo de York, que, como él empezó de consejero del rey Enrique VI y Margarita de Anjou y terminó por sublevarse. Su cabeza, como la de Ned Stark, acabó en una pica tras perder en su enfrentamiento a la reina. Su hijo menor tomó el relevo de su padre y fue coronado como Eduardo IV de York, el equivalente histórico de Robb Stark en Juego de Tronos.

Aún me dejo muchos más personajes y tramas de la saga de Juego de Tronos que tienen una clara equivalencia en la historia real. Así que, si os gusta este video artículo, dadle al «like» o dejádmelo en comentarios junto con vuestros propios paralelismos históricos y podemos abordar en una segunda parte.

Pero antes de acabar, lo prometido es deuda, y llega el momento de desvelar la historia real tras La Casa del Dragón, la precuela recién estrena de Juego de Tronos. Eso sí no van a a haber spoilers. Tan solo os contaré la historia real y luego vosotros ya me diréis, cuando veáis la serie, en qué se parece y en qué no a lo que nos van a contar.

La Anarquía

La historia de La Casa del Dragon o House of the Dragon se basa en un episodio histórico conocido como la Anarquía. En esencia se trata de una guerra civil en Inglaterra y Normandía que duró desde el año 1138 al 1153 d.C.

Fue una crisis de sucesión provocada por la prematura muerte del único hijo legítimo del rey Enrique I, Guillermo Adelin en un naufragio en el Canal de la Mancha en 1120.

El resultado fue que el rey Enrique I se quedó sin heredero varón. El rey quiso entonces que su hija, la emperatriz Matilde, lo sucediera, así que la trajo a Normandía con la intención de casarla con Geoffrey de Anjou, en un esfuerzo por asegurar una paz duradera entre Inglaterra y Normandía. Sin embargo, a los nobles anglo-normandos de la corte no les gustaba la idea de que una mujer reclamara el trono. Aun así, el rey obligó a todos sus barones a jurar lealtad a Matilda.

Sin embargo, cuando el rey Enrique I murió, el 1 de diciembre de 1135, muchos de los barones ignoraron sus juramentos y se negaron a apoyar a Matilde y Geoffrey. Junto con la Iglesia inglesa, prefirieron la idea de que la primogenitura sea exclusivamente masculina, así que apoyaron al sobrino de Enrique I, Stephen de Blois, que finalmente se hizo con el trono.

Esto supuso que estallase la guerra entre los partidarios de Matilde y Stephen. En 1939, Matilde dirigió un ejército invasor al sur de Inglaterra, acompañada por su medio hermano, Robert de Gloucester, y su tío, el rey David de Escocia.

La guerra se prolongaría hasta el año 1153 en que Enrique FitzEmpress, hijo de Matilda y Geoffrey de Anjou fue proclamado rey con el nombre de Enrique II.

Y hasta aquí puedo leer, ahora os toca a vosotros investigar y encontrar los paralelismos con La Casa del Dragón. Espero vuestros comentarios.

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Hasta el próximo video artículo

La increíble historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón
La historia real tras Juego de Tronos y La Casa del Dragón

Los misterios de Agatha Christie

Los misterios de Agatha Christie

Los misterios de Agatha Christie. Bienvenidos adictos a la literatura a una nueva entrega de Misterios de la Literatura. Esta semana os traigo un enigma real, que unió ficción y realidad, alrededor de la dama del misterio: Agatha Christie. Hoy vamos a hablar de la extraña desaparición de esta inolvidable escritora, que trajo de cabeza a la sociedad británica durante más de once días.  Y al final del video os hablaré de otro misterio mucho más desconocido de la escritora que seguro que no conocéis.

Debo confesaros que para mi Agatha Christie fue y sigue siendo una de mis autoras favoritas en el campo del thriller, donde la considero la gran maestra del siglo XX. Por eso sumergirme es su biografía y misterio me emociona esta semana especialmente.

Puede que los lectores más jóvenes penséis que no es una autora tan importante en la actualidad, ya que sus obras no son las más difundidas en los medios últimamente. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Para que os hagáis una idea de su enorme repercusión internacional basta saber que El Libro Guinness de los Récords calificó a Christie como la novelista que más obras ha vendido de todos los tiempos. Se le calculan unas ventas de dos mil millones de copias de sus obras, solo por detrás de las obras de William Shakespeare y la Biblia. También se la considera una de las autoras individuales más traducidas de todos los tiempos con traducciones al menos a 103 idiomas. Su obra El asesinato de Roger Ackroyd fue elegida, en 2013, como la mejor novela de crimen de todos los tiempos por 600 miembros de la Asociación de Escritores de Crimen. No es de extrañar que se concediese el título de Dama comendadora de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II.

Pero ¿quién era realmente Agatha Christie y qué misterio envuelve su vida?

Agatha Mary Clarissa Miller (conocida universalmente por su pseudónimo Agatha Christie) nació el 15 de septiembre de 1890 en el seno de una familia de clase media alta en Torquay, Devon, al sudoeste de Inglaterra. Su madre fue Clara Boehmer, originaria de Belfast y su padre Frederick Alvah Miller, un agente de bolsa estadounidense bien posicionado. Tuvo dos hermanos, Margaret y Monty, bastante mayores que ella.

Agatha Christie tuvo una infancia feliz y acomodada. Recibía clases particulares en su propia casa y su familia incluso realizaba frecuentes viajes al sur de Europa en vacaciones. La pequeña Agatha demostró pronto sus excepcionales capacidades cuando fue capaz de aprender a leer a la edad de cuatro años a pesar de que su madre creía que no debía hacerlo hasta los ocho. También aprendió música siendo capaz de tocar la guitarra y la mandolina.

Sus primeros contactos con el mundo del misterio provienen de las creencias esotéricas de su propia familia. Aunque eran de tradición cristiana, esto no impedía que ella y sus hermanos se criasen en la creencia de su madre Clara era una psíquica con percepciones extrasensoriales.

Agatha fue desde pequeña una lectora voraz que consumía con rapidez libros infantiles de aventuras y misterio. Pronto pasó a leer también versos surrealistas de autores como Edward Lear y Lewis Carroll.

Su padre murió en noviembre de 1901 a la edad de 55 años, lo que puso en serio peligro la economía familiar. Aquello, como ella misma reconoció, marcó el final de la infancia de Agatha Christie. Con sólo once años comenzó a recibir una educación formal en la Escuela de Niñas de la Señorita Guyer en Torquay, siendo trasladada en 1905, a París, donde estudió en tres insituciones; Mademoiselle Cabernet, Les Marroniers y la de la señorita Dryden.

En esta época estudió piano y canto con la intención de convertirse en cantante profesional. Desafortunadamente para ella y afortunadamente para nosotros, ya que ganamos una gran escritora, esta vocación demostró tener poco recorrido y en 1910, tras descubrir que su madre estaba enferma, se trasladó junto a ella a El Cairo, en busca de un clima benigno. Fue allí, durante los tres meses en que se alojó en el Gezirah Palace Hotel, donde visitó monumentos egipcios antiguos como la Gran Pirámide de Giza, plantándose la semilla de su amor por la arqueología que marcaría posteriormente toda su obra.

Tras su regreso a Gran Bretaña se despertaría de forma definitiva su vocación literaria comenzando a escribir sus primeras obras. Al principio eran cuentos e historias cortas con tintes esotéricos que tuvieron poca o nula repercusión. De hecho, tuvo tantos problemas para publicar que en un principio pensó que la escritura no sería su futuro profesional.

En 1914 se casó con el piloto de aviación Archibald Christie (del que tomaría el apellido para su famoso pseudónimo). Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial ambos colaboraron en la guerra, Archibald como piloto en Francia, y Agatha atendiendo a heridos como voluntaria en el hospital de Torquay. En su desempeño como enfermera, profesión a la que definió como “uno de los trabajos más gratificantes que cualquiera pueda tener”, adquirió importantes conocimientos en medicina y farmacología que utilizaría posteriormente en sus obras.

Tras el final de la guerra los Christie se instalaron en un departamento en el número 5 de Northwick Terrace al noroeste de Londres. Allí Agatha Christie se aficionó a los relatos detectivescos, especialmente después de leer La dama de blanco y La piedra lunar de Wilkie Collins, así como las primeras historias de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. Tras esto, crearía su inolvidable personaje detective Hércules Poirot, en su primera novela policíaca, El misterioso caso de Styles. Lo describía como un exoficial de la policía belga que se había refugiado en Gran Bretaña después de la invasión alemana en Bélgica, conocido por sus «magníficos bigotes» y su cabeza en forma de huevo.

Aunque en un principio no tuvo una gran acogida, lo cierto es que con el tiempo se convertiría en uno de los personajes más inolvidables de la literatura de todos los tiempos.

En 1926 con Agatha Christie en la cima de su carrera se produjo el episodio más extraño de su carrera, del que hablaremos hoy en profundidad. Tras una discusión con su marido, en la que éste le confesó su infidelidad con otra mujer, Nancy Neele, por la que le solicitaba el divorcio, Agatha Christie protagonizó una de las desapariciones más extrañas de la historia. ¿Qué ocurrió realmente? Te lo contaré al final del artículo así que paciencia.

Los Christie se divorciaron en 1928, Archie se casó al poco tiempo con Nancy Neele y Agatha recibió la custodia de su hija Rosalind.

En 1930 Agatha Christie, tras un breve noviazgo, se casó con con el arqueólogo Max Mallowan, a quien acompañó en todos sus viajes a Irak y Siria, aficionándose con el de forma definitiva a la arqueología. Sus múltiples viajes con Mallowan tuvieron una importante influencia sobre varias de sus novelas ambientadas en el Medio Oriente. También daría lugar en esta época a otros de sus grandes personajes, la inolvidable Miss Marple, una solterona chismosa que extrae de lo observado en su pueblo natal.

Lamentablemente, Agatha Chritie tuvo que vivir también, junto a su nuevo marido, la Segunda Guerra Mundial. Como hiciese en la anterior, volvió a colaborar, trabajando en El Cairo, Christie, en la farmacia del University College de Londres, donde adquirió aún más conocimientos sobre los venenos, que le sirvieron de nuevo para sus siguientes novelas.

Tras la guerra, Agatha se volcó en su actividad como autora teatral, con obras como La ratonera o Testigo de cargo. La primera, estrenada en 1952, se representó en Londres ininterrumpidamente durante más de veinticinco años; la segunda fue llevada al cine en 1957 en una magnífica versión dirigida por Billy Wilder.

A partir de los años 70, la salud de Agatha Christie se deterioró considerablemente, aunque continuó trabajando. Algunos investigadores canadienses manifestaron su opinión de que Christie pudo haber padecido mal de Alzheimer o demencia senil en sus últimos años. Falleció de causas naturales el 12 de enero de 1976 a los 85 años, en su residencia Winterbrook House de Wallingford, Oxfordshire. Como una curiosa casualidad, de esas que no dejan de ser realmente extrañas, se da la circunstancia de que la única hija de Christie, Rosalind Margaret Hicks, murió el 28 de octubre de 2004 a la misma edad y de las mismas causas que su madre.

Y ahora sí, llega el momento de abordar el misterio de la desaparición de Agatha Christie cuando en 1926, Agatha Christie desapareció de su casa durante 11 días, provocando una conmoción total en el Reino Unido y una de las búsquedas de desaparecidos más grandes que había visto jamás aquel país.

Todo sucedió el 3 de diciembre de 1926. Tras discutir con su marido en aquel momento, Archibald Christie, a eso de las 21:45, Agatha salió de su casa de Berkshire a bordo de su coche, un Morris Crowley, después de indicarle a su secretaria que se dirigía a Yorkshire a pasar la noche. Unas horas más tarde su vehículo apareció abandonado en Newlands Corner, muy cerca de un lago, con restos de sangre en su interior, el abrigo y el carnet de conducir de la escritora. Sin embargo, no había el menor rastro de ella.

La noticia llegó inmediatamente a los periódicos, donde sus seguidores comenzaron a bombardear las redacciones con cientos de cartas exigiendo saber su paradero. Se llegó incluso a ofrecer 100 libras (en la época una fortuna) por cualquier información sobre su paradero. Incluso, el ministro de Interior británico llegó a presionar a Scotland Yard para que intensificase la búsqueda, debido a la presión pública.

Durante 11 días se llevó a cabo una operación policial sin precedentes en Gran Bretaña. Mil agentes de policía, más de 15.000 voluntarios organizados, varios aviones y una cantidad indeterminada de espontáneos se sumaron a la búsqueda infructuosa de Agatha Christie. Sin embargo, la búsqueda no dio ningún resultado. El propio Sir Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes, aficionado a la parapsicología, usó un guante de Agatha Christie para entregárselo a una medium en busca de alguna pista. Sin embargo, nada dio resultado, Agatha Christie se había esfumado sin dejar rastro alguno.

La sorpresa surgió el 14 de diciembre de 1926 cuando una paciente registrada como Nancy Neele, del Swan Hydropathic Hotel en Harrogate, relativamente cerca del lugar en el que había dejado el coche Agatha Christie, fue identificada como la escritora. Sin embargo, ésta no sabía quién era ni por qué estaba allí y tampoco fue capaz de reconocer a su marido cuando este llegó a su encuentro. Tras varias semanas de tratamiento, Agatha Christie recuperó la memoria, aunque nunca pudo explicar qué había ocurrido en aquello misteriosos 11 días.

Una primera explicación fue que había sufrido lo que llaman un episodio de fuga psicogénica, una especie de crisis nerviosa, ocasionada por su propensión a la depresión agravada por la muerte de su madre a principios de año y las infidelidades de su marido. De acuerdo a esta hipótesis, Agatha Christie podría haber estado tan desorientada que incluso habría sido incapaz de reconocerse a sí misma en los periódicos. Esta explicación no convenció mucho a la opinión pública de la época que lo achacó todo a un truco publicitario de la escritora. Aunque realmente, esto parece bastante absurdo ya que, si algo no necesitaba Agatha Christie, debido a su fama, era publicidad. De hecho, lo ocurrido no fue precisamente positivo para su carrera.

Sin embargo, no hace mucho surgió una nueva teoría de uno de los biógrafos más conocidos de la escritora, Andrew Wilson.

Según éste, Agatha Christie estaba deprimida tras descubrir la infidelidad de su marido y que éste pretendía divorciarse. De hecho, su marido pretendía irse el mismo fin de semana de su desaparición con Nancy Neele, su amante. Esto llevó a Agatha Christie a tomar la decisión de suicidarse. De acuerdo a la versión de Wilson, subida en su Morris Crowley comenzó a recorrer carreteras rurales inglesas sin un rumbo correcto, hasta que vio un árbol que le parecía adecuado para sus fines. Con un escalofrió de determinación, apretó el acelerador y sujetó con fuerza el volante, dispuesta a estrellarse y acabar con su vida… pero en el último segundo se arrepintió. El Morris se salió de la calzada con un zigzagueo, apenas rozando el árbol lo suficiente como para dejar unas marcas en la carrocería, hasta detenerse en la zanja donde más tarde apareció.

Agatha Christie resultó magullada, aunque no herida de gravedad. Desorientada y confusa sin saber qué hacer, debió caminar durante horas en medio de la noche helada, hasta tomar la decisión de desaparecer por un tiempo hasta que se aclarasen sus ideas. En una muestra de ironía decidió inscribirse en el hotel donde fue encontrada como Nancy Neele, precisamente el nombre de la amante de su marido.

Tras 11 días escondida del huracán mediático, uno de los empleados la reconoció y avisó a la policía. Agatha Christie inventó entonces su supuesta amnesia ante la incómoda situación, para no tener que confesar sus problemas conyugales.

Existe, no obstante, otra teoría, que choca con la de Wilson, y que parece más cercana a una de las novelas de la propia autora. En esta ocasión el motivo detrás de la desaparición de la autora sería conseguir que su marido fuese acusado de asesinato. De esta manera Agatha Christie impedía que el futuro matrimonio de su marido con Nancy Neele pusiese en peligro, no sólo su fortuna personal, sino la custodia de su propia hija. También se suele añade al cocktail el problema que suponía la gestión de los derechos de autor que en ese momento ya generaba la marca Agatha Christie, y que le corresponderían a él como administrador legal de la menor en caso de que la escritora desapareciera. Una teoría un tanto rebuscada pero que la verdad es que sería un excelente guion para una de las novelas de la autora.

Y, como os prometí al inicio del este video artículo, como colofón os traigo un nuevo misterio de Agatha Christie que seguro os asombra ¿sabías que la escritora fue investigada por el MI5 por miedo a que revelases secretos de estado?

Pues sí, el problema fue debido a una novela titulada “N o M”. En ella, el dúo de detectives Tommy y Tuppence, el matrimonio Thomas y Prudence Beresford, se dedicaban a rastrear a espías alemanes en Gran Bretaña. El problema es que en la historia estos detectives conocían a un tal Mayor Bletchley, un viejo oficial del Ejército indio que quería saber todo lo que realmente estaba sucediendo en la guerra.

Lo que preocupó al servicio secreto ingles fue que precisamente un equipo de trabajo en Bletchley Park había quebrado el código alemán de la máquina Enigma y gracias a eso los oficiales británicos sabían lo que planeaban los alemanes.  A esto se sumaba que Agatha Christie era amiga cercana de Alfred Dilwyn “Dilly” Knox, un experto británico en ruptura de códigos.

La conclusión parecía clara Agatha Christie podía estar al tanto del secreto mejor guardado de la Segunda Guerra Mundial. Un secreto que era vital que no saliese a la luz para que los alemanes siguieran creyendo que el código Enigma era totalmente irrompible.

Aunque Knox aseguró al MI5 tras ser interrogado que no había revelado nada a la escritora, éste fue presionado para que la interrogara en secreto. Para conseguirlo la invitó a su cabaña en Courn’s Wood, evitando que la propia Agatha Christie o la opinión pública pudiese montar un escándalo al enterarse de que la policía sospechaba de ella.

Fingiendo una conversación trivial mientras tomaban el té, Knox le preguntó por qué había elegido nombrar al personaje de su novela con el nombre de Mayor Bletchley. Ella respondió: «¿Bletchley? Querido, un día quedé atrapada en ese lugar mientras viajaba en tren desde Oxford a Londres y se me ocurrió ponerle ese nombre a uno de mis personajes».

Al parecer todo se había debido a una de esas extrañas casualidades que suelen perseguir a los escritores.

Y hanta aquí el misterio literario de esta semana. Como siempre os digo comentad y participad aquí o siguiéndome en mis redes sociales. Y, ya sabéis suscribiros y dad a la campanita para que os lleguen las notificaciones. Os dejo con el correspondiente video artículo en el canal de youtube.

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”
Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo”

Destripando a “Frankenstein o el moderno Prometeo” es la tarea que esta semana me he propuesto. Para ello, he elaborado un nuevo video en al canal de youtube y este artículo, que va directo, como siempre, a la Videoteca..

¡Quién no conoce esta inolvidable novela y a su personaje, hechos de retales de muertos, que lleva más de dos siglos cautivando nuestra imaginación! Pero ¿sabéis cómo su autora Mary Shelley fue capaz de concebir una obra tan rompedora para su época?

Para entenderlo, es imprescindible conocer a su autora Mary Wollstonecraft Godwin, conocida por su nombre de casada Mary Shelley. Nació el 1 de febrero de 1797. Su padre, William Godwin, fue un importante filósofo y político, defensor del pensamiento anarquista. Su madre, Mary Wollstonecraft, fue una destacada escritora y filósofa independiente e icono del feminismo, algo bastante inusual en la época.

En 1814, Mary inició una relación romántica con Percy Bysshe Shelley, escritor y seguidor político de su padre, que en aquel momento estaba casado. No hace falta decir que aquello no fue del agrado de su familia, por lo que terminó huyendo a Francia con Percy y su hermanastra Claire Clairmont. Poco tiempo después, quedó embarazada, pero perdió a su hija debido a un nacimiento prematuro, lo que supuso un duro trauma para la pareja. En 1816, la muerte de la primera mujer de Percy Shelley, permitió a la pareja casarse por fin regularizando de cara a la sociedad su situación sentimental.

Es en esta época cuando Mary concebiría su obra magna, pero para comprenderlo debemos retroceder a 1816. Aquel año fue conocido como el año sin verano, debido a la terrible erupción volcánica del Tambora en Indonesia. Aquello produjo un largo y frío invierno volcánico que alcanzó toda Europa.

El verano de aquel año que fue de todo menos caluroso, una jovencísima Mary Shelley, de apenas 19 años, junto a su marido Percy Bysshe Shelley, fueron invitado por su amigo George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron, a la Villa Didati, Suiza. En aquella época el afamado poeta inglés mantenía una relación sentimental con Claire Clairmont, la hermanastra de Mary. En aquella villa coincidieron con el médico personal de Byron y también escritor, John Polidori.

Tras dedicarse a leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron propuso un reto, que todos escribiesen una historia de terror. El resultado de aquel antiguo «challenge» fue desigual: Lord Byron escribió un relato corto basado en las leyendas de vampiros que había oído en sus viajes por los Balcanes; John Polidori fue capaz de escribir su novela El vampiro que vería la luz en 1819; y Mary Shelly concibió la historia, ayudada por pesadillas, de lo que sería su celebrada obra: Frankenstein o el moderno Prometeo.

Si tenemos en cuenta que Braam Stoker basaría su “Drácula” en gran parte en la obra de Polidori, resulta increíble pensar que aquella reunión en Suiza dio a luz a dos de los personajes más importantes de la literatura de terror de todos los tiempos.

Profundizando en cómo Mary Shelley fue capaz de concebir su historia, a pesar de la mitología popular, no fue el mero resultado de una imaginación desbordada y algunos sueños afortunados. Lo cierto es que, aunque el germen de la historia pudiese ser efectivamente una pesadilla, detrás de la obra se esconde una gran labor de documentación y varias influencias claramente identificables:

  1. Andrew Crosse.

Este extravagante científico trabajaba con cadáveres y electricidad. En 1807 afirmó que en uno de sus experimentos con “electro cristalización” había logrado crear vida. Concretamente, dijo crear «el insecto perfecto, de pie sobre unas pocas cerdas que formaban su cola». En realidad, se trataba posiblemente de un tipo de ácaro resultado de la contaminación de sus muestras. Sea como fuere, Mary Shelley había asistido en 1814 a una conferencia del entonces famoso científico, quedándose impresionada con sus afirmaciones de la creación de vida a partir de la electricidad. La historia de Crosse no fue muy afortunada, llegó a ser considerado un endemoniado, siendo sus posesiones y propiedades exorcizadas.  Aun así, continuó investigando hasta su muerte el 26 de mayo de 1855.

2. El galvanismo de Luigi Galvani y los experimentos de Erasmus Darwin y Giovani Aldini.

Luigi Galvani demostró que con pequeñas descargas era capaz de animar miembros de ranas que se contraían por el efecto de la electricidad. De estos experimentos dedujo que la electricidad era la que sustentaba la vida de los seres vivientes, siendo producida en el cerebro y enviada por los nervios a los músculos. A esta teoría se la denominó Galvanismo y es protagonista en gran medida de la obra de Frankenstein.

Erasmus Darwin, realizó importantes experimentos en galvanismo, pero el que más impacto tuvo en la sociedad de la época, fue el del físico italiano Giovanni Aldini, sobrino de Galvani. El principal experimento de Aldini fue cuando utilizó la electricidad para intentar reanimar a un condenado a la horca, el inglés George Forster. El resultado fue un grotesco espectáculo en el cual, al poner varillas conectadas a una batería, en ciertas partes del cuerpo de Forster, éste presentaba reacciones involuntarias como movimientos en la mandíbula o hasta movimientos de las extremidades con cierta fuerza, que hacían parecer que el muerto en algún momento había vuelto a la vida.

Mary Shelley debió asistir a alguna de aquellas impresionantes demostraciones tan famosas en su época. Pudiendo así quedar tan impresionada, por aquella extravagante teoría del Galvanismo, que terminó convirtiéndose en el motor que animaría su Frankenstein.

3. Johan Konrad Dippel.

Este teólogo, filósofo y alquimista, nacido el 10 de agosto de 1673, vivió en el Castillo de Frankenstein (aunque os parezca extraño un castillo con este nombre existe y está en Alemania desde 1252). Sólo por esto, su influencia sobre la novela de Mary Shelley parece clara, pero es que no sólo en la coincidencia del nombre de su lugar de nacimiento coincide Dippel con la historia narrada por la escritora.

Dippel practicó alquimia y, afirmó haber descubierto un aceite que tenía la clave para vivir 137 años. Durante su estancia en el famoso castillo, se rumoreaba que practicaba extraños experimentos con cadáveres, entre los que se decía que intentaba transferir un alma de un cuerpo a otro. A tal punto llegó la preocupación con sus actividades, que terminó por ser expulsado por los vecinos de la ciudad. Otro punto que juega a su favor, como fuente de inspiración para la novela de Shelley, es que Dippel afirmaba haber logrado descubrir, durante sus experimentos alquímicos, “el principio vital”. Una fórmula que permitía crear vida desde la materia inanimada.

Con todas estas influencias, las propias experiencias traumáticas personales y una buena labor de documentación, no es difícil imaginar como Mary Shelley fue capaz de vestir su idea primigenia hasta crear su inolvidable novela. A este pastel hay que unir la guinda de su crianza liberal, con principios anarquistas y feministas que también son reflejados en su obra de maneras sutiles. El resultado fue una obra que ha quedado como un clásico de todos los tiempos.

Existen curiosamente tres versiones del Frankenstein de Mary Shelley: Una primera versión obra íntegramente de la escritora publicada 1817; una segunda versión de 1818 corregida con la ayuda de su marido Percy Bysshe Shelley y una última versión completamente reescrita con la colaboración, una vez más de Percy, publicada en 1831.

La vida de Mary no fue ni mucho menos fácil tras la publicación de su obra. En 1818, los Shelley se mudaron a Italia, donde su segundo y su tercer hijo murieron. Afortunadamente, Mary tuvo posteriormente un último hijo, el único que sobrevivió, Percy Florence. Sin embargo, la desgracia volvió a golpearla en 1822, cuando su esposo Percy se ahogó tras hundirse su velero. Un año después, Mary Shelley regresó a Inglaterra. A partir de aquel momento se dedicó en exclusiva a la educación de su hijo y a su labor como escritora. Mary Shelley nunca se volvió casar, aunque no le faltaron pretendientes, muriendo a la edad de 53 años, el 1 de febrero de 1851, probablemente debido a un tumor cerebral.

Con esto terminamos el repaso a esta inolvidable obra, que nos sirve como un excelente ejemplo de aquellos consejos que os ofrecía en el vídeo artículo de cómo concebir una idea para escribir un libro.

Destripando a Frankenstein: Descubre como Mary Shelley concibió su novela.
Síndone: Las guerras de la Sábana Santa

¿Es la Sábana Santa el Santo Grial?

El Santo Grial

Si es la Sábana Santa el Santo Grial, puede pareceros una pregunta un tanto extraña, sobre todo si sois poco religioso. Como escritor, abordé esta cuestión cuando escribí mi primera novela «Síndone: Las guerras de la Sábana Santa».

Hoy, aprovechando el lanzamiento de una nueva edición, ahora también en tapa dura, de esta novela, tal y como os anuncié en un post anterior, me gustaría comentaros brevemente de dónde surge esta extraña cuestión.

En «Síndone» abordé una trama de ficción, en la que se repasaba de forma rigurosa la historia real de la famosa «Síndone de Turín«, también conocida como «Sábana Santa». Cuando me sumergí en ella, durante la labor de documentación para mi obra, debo reconocer que quedé impactado. Sin entrar en detalle, lo cierto es que su historia aparece salpicada de sospechosos incendios, guerras, robos y toda clase de extraños incidentes.

Síndone: Las guerras de la Sábana Santa
Síndone: Las guerras de la Sábana Santa

Una trayectoria histórica que pronto comprendería que resultaba, sospechosamente similar a la del mítico Santo Grial. Según profundizaba mi investigación, mas paralelismos encontraba entre ambas reliquias, hasta el punto que llegué a la conclusión de que la Sábana Santa había sido el verdadero origen de las leyendas del Grial.

El tema es muy amplio y sobrepasa la capacidad de este blog, pero, si estáis interesados, podéis consultar este artículo que publique en la revista Más Allá, donde trataba el tema en más profundidad.

Para despedirme os anuncio que la semana del 22 al 26 de marzo, podréis conseguir mi novela «Síndone» en Amazon totalmente gratis, para que así conozcáis de primera mano la historia de esta fascinante reliquia y me deis vuestra opinión al respecto.

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Los campos de concentración de Franco

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«Los campos de concentración de Franco» es el título de la última obra de Carlos Hernández de Miguel. Una obra que realiza una investigación exhaustiva de la represión franquista en una de sus peores expresiones; los campos de concentración.

En momentos en que el relativismo histórico intentar reescribir el pasado, de la mano de nostálgicos del régimen, obras como ésta nos devuelven a la realidad del horror vivido en nuestro país. Carlos Hernández, periodista y escritor habitual de diarios digitales como la revista Viajar y Eldiario.es, construye una obra fundamental e imprescindible para cualquier interesado en la historia de España.

En mi novela Sabor a tierra” intenté apuntar sobre el terrible problema de las fosas comunes de nuestro país y pude comprobar como, lamentablemente, muchos españoles desconocían la dimensión real de la tragedia. Carlos Hernández logra en su obra ponernos ante el espejo del verdadero holocausto vivido en nuestro país. Escarbando en archivos municipales y militares, el autor logra acreditar 296 campos de concentración por donde pasaron entre 700.000 y un millón de españoles, que fueron torturados y sometidos a las peores condiciones inimaginables.

Trabajos forzosos, esclavitud, enfermedades y desnutrición provocaron un número de muertos casi imposible de calcular.

Estos campos de concentración (uno de los cuales como os comenté en un pasado artículo estuvo situado en el actual Campo del Rayo Vallecano), se prolongaron en algunos casos hasta el año 1966, como fue el caso de la Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía (Fuerteventura), en la que se encarcelaba y «reeducaba» a homosexuales.

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Lamentablemente, vivimos un momento en que el auge de partidos de extrema derecha, está recuperando la España negra, aupados en la ignorancia y la desesperación ante una sociedad cada vez más injusta e insolidaria. Esto está propiciando un auténtico intento de reescribir la historia, volviendo a blanquear y edulcorar la dictadura fascista de Franco que nuestro país sufrió durante 40 años.

Es, por eso, más importante que nunca no dejar que la verdad sea enterrada por la desinformación. Ahí es precisamente donde una obra como “Los campos de concentración de Franco” se convierte en una propuesta brillante y absolutamente clave.

No podemos dejar que nuestra historia sea olvidada porque, simple y llanamente, no podemos permitirnos que vuelva a ser repetida.

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