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Los misterios de Lovecraft

Los misterios de Lovecraft
Los misterios de Lovecraft

Los misterios de Lovecraft son los protagonistas de esta semana. Después de ver los misterios de Edgar Allan Poe, no podía faltar en nuestra selección de Misterios de la Literatura, un video artículo dedicado al otro escrito del terror contemporáneo: Howard Phillips Lovecraft.

Hoy vamos a intentar descubrir los códigos ocultos, que parecen esconder sus obras, así como los rincones más ocultos de su biografía. Algo que ningún adicto a la literatura puede perderse. Lo primero, por supuesto, es dar un somero repaso a la vida de este genial escritor para comprender mejor así su increíble legado literario.

Howard Phillip Lovecraft nació el 20 de agosto de 1890 en el número 194 (hoy 454) de Angell Street, en Providence, capital de Rhode Island. Sus padres eran Winfield Scott Lovecraft, que se dedicaba a la venta de plata, metales preciosos y joyería, y de Sarah Susan Phillips, la segunda de los cuatro hijos de Whipple Van Buren Phillips y Rhoby Alzada Place, una familia distinguida de la que se decía que sus ancestros se remontaban al Mayflower.

Lovecraft, tuvo pues una infancia acomodada y conservadora, donde se le inculcó desde pequeño un concepto elitista de la lucha de clases. Otro hecho que marcaría profundamente su personalidad sería la larga enfermedad mental de su padre, que estuvo ingresado durante cinco años en el Hospital psiquiátrico de Providence, hasta su muerte, cuando Lovecraft solo tenía 8 años. Esto hizo que su madre se volviese sobreprotectora, llegando a impedirle jugar con otros niños, que consideraba inferiores, insistiéndole en que era feo y que nunca llegaría a triunfar. No es de extrañar el joven Lovecraft se viera acosado por miedos e inseguridades que, desde ese momento, le acompañarían durante toda su vida.

A pesar de todo, o quizá precisamente porque se vio empujado por su vida solitaria y retraída, Lovecraft fue un niño prodigio. Era capaz de recitar poesía a los dos años, leía a los tres y empezó a escribir a los seis o siete años de edad, algo que ya no abandonaría jamás. Uno de los géneros que más le apasionaba era el de las novelas policíacas, por lo que, demostrando su ingenio e imaginación desbordada, llegó a crear su propia «Agencia de detectives de Providence» a la edad de trece años.

Sus primeros escarceos con la escritura profesional empezaron a los dieciséis años, cuando empezó a encargarse de una columna de astronomía para el «Providence Tribune». Sin embargo, no tardaría en descubrir que, ganarse la vida con la literatura, era una tarea mucho más complicada de lo esperado. De hecho, durante gran parte de su vida tuvo que dedicarse, en gran medida, a retocar escritos de otros autores, menos dotados para la escritura que él.

Tras la muerte de su madre en 1921, víctima de un postoperatorio deficiente por una intervención de vesícula biliar, Lovecraft sufrió una terrible conmoción. Habiendo dependido toda su vida de su progenitora, tras su fallecimiento, cuando contaba 31 años, vio como desaparecía lo poco que quedaba de su fortuna familiar. Aquello le obligó a ganarse la vida por sí mismo, trabajando como corrector de estilo para otros autores. Gracias a este tipo de trabajos, conoció a muchos de los que después formarían el famoso «Círculo de Lovecraft», entre ellos Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, Robert Bloch, Frank Belknap Long, August Derleth y otros más. En futuros artículos hablaremos más en profundidad de este círculo de escritores que plantó las bases del terror y fantasía modernas.

A los dos meses de la muerte de su madre, Lovecraft conoció a Sonia H. Greene en una convención de escritores aficionados en Boston. Sonia era viuda y siete años mayor que él, además de propietaria de una tienda de sombreros y escritora aficionada. Ambos se enamoraron, casándose tres años después en 1924. Sin embargo, las dificultades económicas y los problemas de salud de la mujer, hicieron que se separasen, precipitando el fin de la pareja solo dos años después.

Obligado por sus pocos ingresos como escritor, Lovecraft terminó por volver a Providence para vivir junto a sus tías en 1927. Sus últimos años estuvieron marcados por la falta de recursos económicos, la depresión y la vida solitaria. Sus relatos, se volvieron cada vez más largos, oscuros y enrevesados, haciéndose cada vez más complicados de vender. Sin embargo, Lovecraft se negó obstinadamente a rendirse a los gustos del gran público, como demandaban las editoriales. En sus propias palabras: “Un caballero no intenta darse a conocer, lo deja para los egoístas arribistas y mezquinos”.

Esta actitud orgullosa y purista le hizo concebir los que fueron, quizá, sus mejores relatos. Historias que, con el tiempo, cautivarían la imaginación del gran público y que crearían toda una escuela de seguidores e imitadores que dura hasta hoy en día.

Lamentablemente H. P. Lovecraft nunca vivió su propio éxito. De naturaleza enfermiza, murió en Providence a primeras horas de la mañana del 15 de marzo de 1937 con tan sólo 47 años de edad, de un cáncer intestinal complicado con una grave insuficiencia renal. Fue enterrado en el panteón de su abuelo Phillips en el cementerio de Swan Point. Aunque su nombre estaba inscrito en la columna central, ninguna lápida señalaba su tumba. Al igual que ocurriese con Edgar Allan Poe, tuvo que ser muchos años después de su muerte, cuando un grupo de aficionado erigiese una lápida, en la que puede leerse una línea tomada de una de sus miles de cartas:

«Yo soy Providence»

A la hora de abordar los misterios de Lovecraft, lo más interesantes es que muchos autores piensan que en realidad fue un ocultista, que de alguna manera tenía acceso a conocimientos ocultos pero reales que reflejaba en sus obras disfrazándolos de ficción. Pero ¿tiene esto algún fundamento real o es pura fantasía de lectores fascinados con este imaginativo escritor?

Para averiguarlo. Lo mejor es sumergirnos en los elementos más misteriosos y sugerentes de sus obras.

1. El Necronomicón:

Considerado como uno de los libros más misteriosos de la literatura, es mencionado por primera vez en la obra de Lovecraft “La ciudad sin nombre”. Lovecraft escribió una breve nota en 1927 sobre la autoría del Necronomicón, describiéndolo como un grimorio escrito por el árabe “Abdul Alhazred” un personaje creado por Lovecraft que hace alusión a un apodo que él mismo tenía (“All has Read”: El que ha leído todo).

En cuanto a su nombre, “Necronomicón”, Lovecraft dice haberlo concebido en sueños, empleando el griego antiguo de la palabra «astronómico» (referente a la ley o a la ordenación de los astros) y el griego «nekrós» (muerto) uniendo a esto el sufijo «ikon», que se traduce como “imagen”, dando así origen a la “Imagen de las Leyes de los muertos”.

Según el autor se trata de un libro de secretos y rituales mágicos que provoca la locura y/o la muerte de aquel que se atreva a leer sus pasajes. Además, contiene técnicas y métodos para contactar a seres sobrenaturales denominados “Los antiguos” quienes, al ser despertados, dominarían el mundo nuevamente.

El misterio surge cuando diferentes autores del “Círuclo de Lovecraft” comienzan a utilizar también este libro y comienzan a insinuar que lejos de ser una invención, es completamente real. El propio Lovecraft llegó a afirmar que existían cuatros copias de él, resguardadas en diversos sitios del mundo como la Universidad de Buenos Aires, la Biblioteca Nacional de París, la Biblioteca de Widener en Harvard y la Universidad de Miskatonic en la ciudad de Arkham, ésta última perteneciente a una invención del mismo Lovecraft.

Se da la curiosa circunstancias de que en estas universidades han aparecido fichas muy detalladas del mismo (que figura como no disponible). Son obra de bromistas, entre los que se dice que se encuentra el mismísimo Jorge Luis Borges, que creó una ficha del Necronomicón en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.

Muchas personas se han dedicado a engordar el mito de este misterioso grimorio, llegándose a decir, por ejemplo, que está encuadernado en piel humana, aunque Lovecraft nunca llegó a describir su apariencia. Hasta se han llegado a subastar copias supuestamente confeccionadas en el Siglo XVII que no eran más que estafas para incautos.

Lo cierto es que el Necronomicón nunca existió, sino que fue completamente inventado por Lovecraft, pero lo hizo con tal maestría que aún hoy seguimos dudando si de alguna manera puede ser real.

2. Lovecraft y la teosofía

Se ha llegado a afirmar que Lovecraft fue un consumado ocultista, seguidor de la teosofía, cuyos postulados utiliza en muchas de sus obras.

La teosofía es una religión formada por un conjunto de enseñanzas y doctrinas difundidas bajo ese nombre por Helena Petrovna Blavatsky a fines del siglo XIX. En su obra, La clave de la teosofía, ella explica que el nombre teosofía es uno de los tantos que se utiliza para designar a una sabiduría sin edad, eterna, que no es otra que el conocimiento de la verdadera realidad.

H. P. Lovecraft

Pues bien es un hecho que Lovecraft introduce principios teosóficos en sus obras, así como referencias a libros místicos de la teosofía como «el Libro de Dzyan«. De aquí se ha deducido que Lovecraft era en realidad un ocultista que reflejaba conocimientos profundos en sus obras disimulándolos como ficción literaria.

En realidad, una vez más, por romántico que esto suene, lo cierto es que es completamente falso.  Lovecraft se declaraba pública y abiertamente ateo y materialista escéptico en multitud de cartas dirigidas a sus colegas. Lovecraft era un erudito autodidacta que, hacía eso que tantas veces os he recomendado, documentarse increíblemente bien para la ambientación de sus obras.

De hecho, su único contacto real con la teosofía se limitaba a sus lecturas del autor teosófico W. Scott-Elliot, autor del libro “Historia de Atlantis y la perdida Lemuria”, que influiría profundamente en Lovecraft. También extraía muchas de sus ideas de sus múltiples conversaciones e intercambios de cartas con colegas literatos conocedores de diversas doctrinas esotéricas, como E. Hoffman Price.

3. El Bloop de los Abismos. el Bloop.

El Bloop fue el nombre que se les dio a unas extrañas ondas de sonido de baja frecuencia detectadas por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en 1997. Un extraño sonido captado por unos micrófonos instalados bajo el agua a fin de percibir el tráfico de submarinos cercanos.

Se llegó a especular con que la fuente de dicho sonido fuese un animal submarino, ya fuere una especie desconocida de pulpo o calamar gigantesco o de una nueva especie de ballena gigante, aún más grande que la ballena azul.

Lo interesante es que el punto de origen del Bloop resulta sorprendentemente cercano a la localización de la ficticia ciudad sumergida de R’lyeh, la ciudad donde H. P. Lovecraft decía que estaba encarcelado Cthulhu. Además, Cthulhu podría encajar en la descripción de un animal enorme.

Esta teoría se encontró apoyada por la existencia de múltiples ruinas sumergidas en los mares y océanos de nuestro planeta, que recordaban a la morada de la bestia submarina, tales como, por ejemplo, Yonaguni, la llamada Atlántida Japonesa, que recuerda a la ciudad en la que se encuentra el Cthulhu: la Gran Ciudad R’lyeh.

Lo cierto es que los científicos llegaron a la conclusión de que el Bloop era en realidad producto del ruido producido por grandes glaciares al romperse.

Misterio resuelto ¿o no?

En realidad, el verdadero misterio tras H. P. Lovecraft es cómo este autor, lleno de complejos y presa de innumerables prejuicios, fue capaz de crear una mitología tan atractiva y sólida, que aún hoy sigue haciéndonos dudar de su realidad.

Tanto es así, que su obra a dado lugar a una verdadera religión denominada Orden Tifoniana, que afirma que Lovecraft, aún siendo un ateo declarado, en realidad sería un autor ocultista que habría sido capaz de contactar con entidades arquetípicas negativas, auténticas deidades que habría plasmado de forma inconsciente en sus relatos.

Lo cierto es que Howard Phillips Lovecraft, descrito acertadamente por el propio Stephen King como “El príncipe oscuro y barroco de la historia del horror del siglo XX”, fue capaz de volcar sus propios miedos y pensamientos negativos en sus obras. Miedos muy reales para él que envolvió en una mística, perfectamente documentada, dando lugar a todo un universo literario. Un Universo ficticio sí, pero también muy real.

Espero que os haya gustado este artículo, cuyo video os dejo a continuación y que podéis encontrar también, como siempre, en el canal de youtube. Si es así, podemos volver con más misterios enterrados en las obras de Lovecraft, como el origen real de Cthulhu o el mapa escondido en la obra de Lovecraft. Dejadme en comentarios vuestras opiniones, suscribiros aquí y al canal, dando a la campanita, y hasta la semana que viene.

Misterios de Lovecraft

Los misterios de Edgar Allan Poe

Los misterios de Edgar Allan Poe
Los misterios de Edgar Allan Poe

Los misterios de Edgar Allan Poe, merecían sin lugar a dudas ser la nueva entrega de “Misterios Literarios”. Después de la buena acogida entre todos los adictos a la literatura del «misterio del Futility«, Poe me ha parecido una elección indispensable para este blog y para la sección hermana del canal de youtube.

Hoy nos adentraremos, no del innegable talento de la pluma de Edgar Allan Poe, sino de los asombrosos misterios que rodean su figura. De hecho, hay quienes han llegado a pensar que era un escritor maldito. En cierto modo, se ha llegado a pensar que el espíritu gótico y misterioso de sus obras impregnó también la propia vida de Edgar Allan Poe, arrastrándole a la perdición.

Para entender esto debemos recordar quién fue realmente Edgar Allan Poe. Ya dedique hace tiempo un post a su biografía en este blog (podéis leerlo aquí), sin embargo es necesario recordarla someramente antes de adentrarnos en los misterios que rodearon su figura.

Poe nació en Boston el 19 de enero de 1809, hijo de unos mediocres actores de teatro. Sin embargo, la desgracia quiso que quedase huérfano a los tres años de edad. Afortunadamente, fue acogido por un hombre de negocios de Virginia, John Allan, que vivía junto a su esposa Frances en Richmond, Virginia. Aunque Poe tomó el apellido del padrastro y creció en su hogar, nunca llego a ser adoptado legalmente. Su “padrastro” siempre fue distante con él sin considerarle nunca realmente como su hijo, tampoco quiso jamás apoyarle en su afán de ser escritor. Su madre adoptiva, sin embargo, fue todo lo contrarios ya que siempre creyó en él y le entregó todo su cariño.

Edgar Allan Poe recibió la educación propia de un «caballero del Sur», aunque el ser huérfano le marcó de por vida en medio de una sociedad aristocrática tremendamente clasista. Poe fue educado en el escepticismo ante el progreso y la democracia. Incluso en la justificación más o menos disimulada de la esclavitud, en medio de un cierto idealismo del feudalismo medieval. También aprendió a exaltar el papel de la mujer como esposa y madre, lo que impregnaría toda su obra literaria.

Edgar Allan Poe estudió en uno de los exclusivos internados de Chelsea, donde aprendió a escribir en latín y a hablar francés. Sin embargo, los negocios de su familia en el viejo continente no tuvieron el éxito esperado y los Poe regresaron a Richmond en 1820. Fue allí donde, de la mano de sus criados negros y nodrizas, empezó a introducirse en el folclore, aprendiendo innumerables leyendas fantásticas sobre zombis o magia negra. Se hizo así un gran aficionado a los sobrenatural, convirtiéndose en ávido lector de cuentos de terror de todo tipo. También, paradójicamente, empezó en esta época a adentrarse en el mundo de la poesía, mientras recitaba poemas de Walter Scott para su madre y sus amigas.

Cuando tuvo edad suficiente, Poe fue matriculado en la Universidad de Virginia, dado el interés de su padrastro en que aprendiese leyes y comercio.  Poe, no tan interesado en las leyes, empezó a aficionarse en su lugar al juego y al alcohol, a pesar de que sufría una intolerancia a éste que le hacía emborracharse con apenas dos copas. El resultado fue que su padre se negó a pagarle las deudas de juego y Poe, tras discutir con él, no tuvo más remedio que dejar sus estudios humillado.

Poe se marchó a Boston con un baúl y algo de dinero. En 1827 publicaría su primer libro, Tamerlán y otros poemas, que pasó desapercibido y apenas le reportó ganancias. Ante su preocupante falta de ingresos, decidió alistarse en el ejército. Fue entonces trasladado a Charleston y con el tiempo fue ascendido a artificiero. Nuevamente Poe tuvo problemas por su carácter inconformista, siendo juzgado en una corte marcial por desobediencia. Obligado a abandonar el servicio en 1831, partió hacia Nueva York y publicó, con la ayuda de algunos antiguos compañeros de academia, su obra Poemas.

En 1833, Poe ganó un premio de 50 dólares por la obra Manuscrito hallado en una botella, lo que le permitió, gracias a la ayuda de un acaudalado caballero llamado John Pendleton Kennedy, conseguir trabajo como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, donde pudo publicar diversas narraciones y poemas. En esta ocasión, por fin las cosas parecieron irle bien y, bajo su dirección, el periódico se convirtió en el más importante del sur del país.

Poe se enamoró entonces de con su prima Virginia Eliza Clemm. Una relación un tanto cuestionable ya que ella sólo contaba entonces con trece años de edad. El 22 de septiembre de 1835, Poe contrajo matrimonio con su prima, en otro episodio oscuro de su biografía, ya que, en el certificado de matrimonio, que se expidió meses después, Virginia aparecía registrada con una edad de veintiún años.

A partir de aquí la carrera literaria de Poe despegó definitivamente publicando alguna de sus obras más inolvidables, a la vez que lo hacía su economía doméstica, lo que le permitió trasladarse, junto con su esposa y su suegra, a Richmond, donde por primera vez desde su niñez pudo vivir tranquila y cómodamente.

Lamentablemente, el 30 de enero de 1847, su esposa Virginia murió a causa de la tuberculosis. Poe para quien Virginia fue siempre su amor ideal y platónico, no volvió a ser él mismo. Los problemas con la bebida se intensificaron y, aunque Poe entabló relaciones con varias mujeres, estas nunca llegaron a buen puerto.

Como muestra de este estado alterado de desesperación que vivió Poe durante sus últimos años, nos ha quedado una carta que escribió a su tía, Maria Clemm el 7 de julio de 1849. En ella le pedía a su tía, que era en aquel momento el único familiar vivo al que apreciaba realmente, que muriera a su lado.

“No nos queda sino morir juntos. Ahora ya de nada sirve razonar conmigo; no puedo más, tengo que morir. Desde que publiqué Eureka, no tengo deseos de seguir con vida. No puedo terminar nada más. Por tu amor era dulce la vida, pero hemos de morir juntos. […] Desde que me encuentro aquí he estado una vez en prisión por embriaguez, pero aquella vez no estaba borracho. Fue por Virginia.”

Eureka, al que nombraba en su carta, sería a la postre su último libro publicado. Edgar Allan Poe moriría en extrañas circunstancias el domingo 7 de octubre de 1849, a las cinco de la madrugada.

Pero, antes de adentrarnos en los misterios que rodearon el final de Edgar Allan Poe, ha llegado el momento de hacer frente a uno de los mayores misterios escondidos en sus obras.  

Poe es considerado el autor por excelencia del terror gótico, pero también fue el precursor de la novela policiaca y hasta de la ciencia ficción.  Pues bien, en la única novela larga que escribió Edgar Allan Poe se esconde también una extraña profecía que, tal y como os contaba en el caso de la novela Futility, es difícil de achacar a la mera coincidencia. Veámoslo.

En el año 1838 Poe publicaba la novela titulada, “La narración de Arthur Gordon Pym”. En ella se narra la historia del joven Pym, quién se embarca de forma clandestina en el barco ballenero Grampus. A partir de aquí la obra nos envuelve en varias historias donde el personaje debe salvar su vida. En un momento del relato, mientras Pym se esconde a bordo del barco, se forma un motín provocando la muerte de gran parte de la tripulación.

Más tarde, tras una tormenta se produce un naufragio, quedando sólo cuatro supervivientes que quedan durante varios días a la deriva sin provisiones ni alimentos. Finalmente, ante la desesperada situación, uno de los supervivientes, Richard Parker, propone echar a suertes, mediante unas pajitas, la muerte de uno de los cuatro para que los demás puedan comer su cuerpo y así poder sobrevivir. Parker obtiene la paja más pequeña y termina muriendo así apuñalado. Era el más joven de los supervivientes que termina así sirviendo de comida los siguientes cinco días.

La novela era a priori un relato extremadamente fantástico y tenebroso en el que el propio narrador llegaba a declarar en un pasaje de la obra: “…Contendrá en sus partes finales ciertos incidentes de una naturaleza tan alejada de la experiencia humana y por tanto, fuera de todo límite de la credulidad, que los narraré sin la menor esperanza de que se los acepte como verdaderos”;

En definitiva, el propio autor consideraba completamente alejado de la realidad su relato. Sin embargo, Poe se equivocaba completamente.

En mayo de 1884, cuatro hombres (el capitán Tom Dudley, Edmun Brooks, Edwin Stephens y el grumete Richard Parker) que viajaban en un velero mercante inglés, cuya ruta era Inglaterra-Australia, sufrieron un naufragio a la altura del Cabo de Buena Esperanza y quedaron a la deriva. Durante los primeros días, los hombres se alimentaron de lo que pudieron recuperar tras el naufragio, pasando luego, una vez agotados los víveres, a alimentarse de su propia orina.

En los relatos de la época existen dos versiones de lo ocurrido entonces, aunque ambas terminan de igual forma. En la primera se explica que uno de ellos, el grumete Richard Parker, se negó a beber de su propia orina y optó en cambio por beber agua del mar. Esto intoxicó a Parker que quedó inconsciente, momento en el que sus compañeros de viaje, desesperados y casi desvanecidos por la desnutrición, optaron por matarlo para poder alimentarse.

La segunda de las versiones indica que, tal y como relataba la novela de Poe, los cuatro hombres echaron a suerte quién debía morir para servir como alimento. Parker perdió y murió para servir de sustento al resto de supervivientes. Sea como fuere, la muerte de Parker sirvió para que los tres supervivientes aguantaran varios días hasta que fueron rescatados por un barco.

Tras su rescate los tres supervivientes fueron juzgados y, a pesar de existir entonces la llamada “ley del mar”, que permitía el canibalismo por supervivencia, fueron condenados a muerte. El caso tuvo especial relevancia porque fue el primero en el que se no se dio por válido el argumento de la ley del mar. Afortunadamente para ellos, pasados seis meses, fueron indultados debido a la presión de la opinión pública sobre las circunstancias tan particulares que habían vivido en el mar.

Como vemos, existió una increíble coincidencia entre la ficción literaria de Poe y el naufragio real, tanto en el entorno y escenario del suceso, como en el nombre exacto del protagonista y en las circunstancias exactas de su muerte. Esto alimentó el mito de escritor maldito para Edgar Allan Poe que gracias a su “magia negra” había sido capar de narras acontecimientos que ocurrirían 46 años después.

Sin embargo, el misterio más grande de Edgar Allan Poe fue, sin duda alguna, las circunstancias de su muerte, sobre las que los expertos aún están buscando explicaciones, sin ponerse de acuerdo.

En 1849, Poe, según sus conocidos estaba entusiasmado e incluso feliz, porque iba a contraer matrimonio con Sarah Elmira Royster. Todo apuntaba a que iba a rehacer su vida finalmente tras la muerte de su añorada Virginia. Sin embargo, repentinamente desapareció sin dejar rastro. El 3 de octubre de ese mismo año, Poe apareció en las calles de Baltimore en estado de delirio, «muy angustiado, y necesitado de ayuda inmediata». Su viejo amigo James E. Snodgrass lo trasladó al Washington College Hospital, donde murió el domingo 7 de octubre de 1849, a las cinco de la madrugada. En ningún momento fue capaz de explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba ropas que no eran suyas.

Al parecer, durante sus últimos momentos de vida estuvo invocando obsesivamente a un tal Reynolds. Todo indica que podría tratarse del explorador Jeremiah N. Reynolds, que sirvió de inspiración para su profética novela La narración de Arthur Gordon Pym. Curiosamente, Jeremiah N. Reynolds fue también el autor del relato «Mocha Dick: o la ballena blanca del Pacífico: Una hoja de un periódico manuscrito». Relato que serviría de inspiración para Moby Dick de Henry Mellville. Novela de la que ya os hablaré en otro video de “Misterios de la literatura” porque esconde una increíble historia real.

Las últimas palabras de Poe fueron: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!».

El misterio de la muerte de Edgar Allan Poe se acrecienta desde el momento en que, tanto los informes médicos como el certificado de defunción se perdieron. Lo único que sabemos es que los periódicos de la época dijeron que la muerte se debió a una «congestión» o a una «inflamación» cerebral. Esto ha servido para achacar su muerte el alcoholismo, ya que éste era el eufemismo habitual utilizado en esos casos. Lo cierto es que Poe era intolerante al alcohol y el sórdido ambiente de los bares le resultaba muy desagradable. Para aumentar el misterio, algunos conocidos aseguraron que el propio Poe había contado a su círculo más íntimo que «le estaban persiguiendo».

Lo cierto es que las teorías sobre la muerte del genial escritor se han multiplicado achacándola a las más variopintas causas; desde el suicidio (bastante extraño, por cierto), una paliza causada por parte de ladrones o el asesinato, debido a su futura boda a la que los hermanos de la novia se oponían para no perder el dinero de la mujer. También se han barajado distintas enfermedades como la rabia, envenenamiento por mercurio, un tumor cerebral o incluso una simple gripe.

Por último, me resulta muy curiosa la versión que achaca la muerte de Poe, a un fraude electoral. Se que, como a mí, esto os sonará extrañísimo, pero no es en absoluto descabellado. En la época de la muerte de Poe, eran habituales los ataques a hombres que acababan de votar, para intoxicarlos con alcohol y llevarlos de nuevo a votar por un candidato que compraba así los votos. De hecho, Poe fue encontrado precisamente en uno de los lugares donde los pandilleros solían abandonar a sus víctimas.

En todo caso, los misterios sobre Poe no acabaron ni siquiera con su muerte. Aun existe un episodio más que rodea su tumba que merece la pena recuperar.

Tras el funeral de Edgar Allan Poe, un día después de su muerte, al que tan sólo acudió un tío y un primo del fallecido, Poe fue enterrado en una simple tumba marcada por un simple bloque en el que se podía leer “Nº.80”. En 1873 apareció en los periódicos un artículo sobre el estado calamitoso de la tumba de Poe. Ante el disgusto de la opinión pública por el poco respeto mostrado al entonces ya afamado escritor, se hizo una colecta para enterrarlo en un sitio más digno. Dos años después, el misterio volvió a surgir cuando al abrir su tumba se encontraron con los restos de otra persona. Hubo que hacer una extensa búsqueda para localizar finalmente los verdaderos restos de Poe y poder enterrarlos ya en la que es su ubicación actual. Algunos años después, los restos de su esposa fueron depositados junto a los suyos.

Pero aún no terminan los misterios, en 1949, justo cien años después de la muerte de Poe, una figura misteriosa, vestida completamente de negro, con un sombrero de ala ancha y un pañuelo blanco, comenzó a visitar la tumba dejando una curiosa ofrenda; una botella de coñac medio vacía y tres rosas. El misterioso personaje comenzó a repetir su visita y ofrenda todos los 19 de enero. En 1960 la revista Life logró obtener la única fotografía que existe del hombre que dejaba la ofrenda. Nunca más se logró otra foto.

Foto del "misterioso visitante"
Foto del «misterioso visitante»

Se ha especulado que el significado de la ofrenda podría ser que el coñac era una manera de celebrar el nacimiento de Poe con su bebida favorita. Las rosas representarían las almas de Poe, de Virginia, su único y gran amor, y de María Clem, su suegra, que fue enterrada en el mismo lugar. La tumba se encuentra en el cementerio Westminster (Westminster Hall and Burying Ground) de Baltimore. En la lápida aparece esculpido un cuervo, homenaje a una de sus obras más famosas, el poema «El Cuervo».

El extraño visitante no acudió a su cita en 2010, después de 60 años sin una falta. En el año 2016, gracias a la Maryland Historical Society, se seleccionó a un sucesor del enigmático visitante de Baltimore para que la tumba de Poe siguiese recibiendo sus tres rosas y su botella de coñac cada 19 de enero, como homenaje al escritor y recuerdo, también, de este enigmático personaje.

Más allá de los misterios que le rodean, Edgar Allan Poe es, desde mi punto de vista, uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Quien mejor resumió la importancia de su figura fue otro de los grandes autores del misterio, el mismísimo, H. P. Lovecraft:

«La fama de Poe ha sido objeto de las más curiosas vicisitudes y ahora está de moda entre la avanzada intelligentsia minimizar su importancia como escritor y su influencia. Sin embargo, le sería difícil a un crítico imparcial negar el enorme valor de su obra y la potencia penetrante de su pensamiento como creador de visiones artísticas. Poe inició un camino en la literatura, fue el primero en darles ejemplo y enseñar un arte que sus sucesores, con el camino abierto y con su guía, pudieron desarrollar mucho más. Pese a sus limitaciones, Poe realizó lo que nadie había realizado o podía haber realizado, y a él debemos la novela de horror moderna en su estado final y perfecto. De esta manera los espectros de Poe adquirieron una malignidad harto convincente que no poseían los de ninguno de sus antecesores y fundó un nuevo modelo de realismo en los anales del horror literario».

Pues ya está todo dicho. Espero que os haya gustado el misterio de esta semana. Espero vuestro comentarios y os dejo como siempre con el video artículo de mi canal de youtube.

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Misterios de la literatura: Los misterios de Edgar Allan Poe

Destripando «El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde»

 "El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde"
«El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde«

Hoy destripamos: «El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde» , una novela corta escrita por Robert Louis Stevenson y publicada por primera vez en inglés en 1886. La novela nos habla de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. Se trata, en realidad, de una profunda reflexión sobre la dualidad existente en todo ser humano entre el bien y el mal.

Como siempre, en nuestros destripamientos literarios, lo que nos interesa es indagar en cómo Stevenson concibió está fantástica idea y consiguió crear una obra, que e ha convertido en uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Mi intención es aprender, junto a vosotros, cómo funcionan las mentes creativas de los grandes escritores para mejorar así nuestras propias obras.

Robert Louis Stevenson nació el 13 November 1850 en Edimburgo, Escocia, en una casa ubicada en el número 8 de Howard Place. Fue el hijo único del abogado y constructor de faros Thomas Stevenson y de Margaret Isabella Balfour (1830-1897). Los padres de Stevenson eran presbiterianos por lo que tuvo una infancia, no solo acomodada, sino también profundamente religiosa.

La salud de su madre, así como la suya propia, estuvieron siempre marcadas por una debilidad congénita, que les hacía especialmente proclives a enfermedades pulmonares y respiratorias. Esto obligó a la familia a mudarse en varias ocasiones en busca de climas más benignos.  La familia contrató en 1852 a la niñera Alison Cunningham (1822-1910), llamada «Cummy» para cuidar del pequeño Louis Stevenson, al que impresionó de inmediato, tanto por su calvinismo austero como por las historias nocturnas truculentas que solía contarle. Estas historias lo asustaban y fascinaban de igual manera, lo que, unido a las historias que le relataban en la iglesia sobre Caín y Abel, el Libro de Daniel o sobre del diluvio universal, supuso el poso sobre el que se asentó su imaginación infantil marcando su obra posterior de adulto.

Louis Stevenson llegó a apreciar tanto a su niñera que con 35 años le dedicaría su obra  “A Child’s Garden of Verses”.

Cuando tuvo edad suficiente ingresó en la Universidad de Edimburgo como estudiante de Ingeniería Náutica. Sin embargo, la elección de la carrera fue más por la influencia de su padre, que era ingeniero, que por gusto propio. Esto le llevó a abandonar la ingeniería y matricularse en derecho. Aunque en 1875 llegó a practicar la abogacía, lo cierto es que lo que realmente le interesaba era la lengua y la literatura, en la que terminó volcando su actividad profesional.

Lamentablemente, su salud siguió siendo un problema por lo que, tras sufrir los primeros síntomas de la tuberculosis, inició una serie de viajes por el continente. En 1876, en Grez (Francia), conoció a Fanny Osbourne, una norteamericana que estaba separada. Tras el divorcio de Fanny, ambos se casaron en 1880. La pareja vivió un tiempo en Calistoga, en el Lejano Oeste, donde Stevenson dio rienda suelta a su imaginación, escribiendo historias de amor, viajes y aventuras.

En 1886, Robert Louis Stevenson publicaría su obra «El extraño caso del doctor Jekyll y Mr Hyde», una novela que inmediatamente le catapultó a la fama.

Pero la gran pregunta que siempre nos hacemos es cómo consiguió Stevenson concebir esta obra increíble.

Como siempre, existe una versión romántica sobre este momento de creación, que nos recuerda a los ya vistos en Frankenstein o Drácula, y que atribuye todo a un sueño afortunado.

A principios de otoño de 1886 Stevenson tuvo un sueño y al despertar tenía la idea para dos o tres escenas que aparecerían en «El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde«. «A altas horas de la mañana» dijo la señora Stevenson «fui despertada por gritos de horror de Louis. Pensando que tenía una pesadilla le desperté. Él me dijo furioso ¿Por qué me has despertado? Estaba soñando un dulce cuento de terror. Yo le había despertado en la escena de la primera transformación«

A partir de aquí Stevenson escribió la obra de forma casi enfebrecida y obsesiva. El hijastro de Stevenson Lloyd Osbourne llegaría a declarar: «No creo que haya habido antes una hazaña literaria como la escritura de Doctor Jekyll. Recuerdo su primera lectura como si fuera ayer. Louis bajó enfebrecido, leyó casi la mitad del libro en voz alta; y luego, cuando todavía estábamos jadeando, él ya estaba otra vez lejos ocupado en la escritura. Dudo que la primera versión le llevara más de tres días».

Para rematar la escena, la mujer de Stevenson leyó el primer borrador de a obra, apuntando en él sus críticas, especialmente que en vez de a modo de cuento, quedaría mejor como una alegoría. Cuando el escritor las leyó, quemó la obra y la reescribió por completo.

No existen pruebas de que nada de esto ocurriese, pero lo importantes es que, más allá del proceso mismo de su escritura Robert Louis Stevenson contó, como vengo explicando en todos esto videos de destripamientos literarios, con una profunda documentación y numerosas influencias literarias en su obra.

Analicémoslas en detalle:

INFLUENCIAS LITERARIAS

A nivel literario, el concepto de la dualidad al interior de la identidad humana no era completamente original. Ya había sido tratado en numerosas obras precursoras de Jekyll y Hayde. Entre las obras más influyentes en el desarrollo del trabajo de Stevenson se encuentran Los elixires del diablo (1816), de E.T.A. Hoffman, Memorias privadas y confesiones de un pecador justificado (1824), de Thomas Jefferson Hogg, «William Wilson» (1839), de Edgar Allan Poe y, la más significativa, El caballero doble (1840), de Théophile Gautier. La historia de Gautier se centra en Oluf, que tiene una naturaleza doble y lleva una vida atormentada, al igual que Jekyll y Hyde.

INFLUENCIAS HISTÓRICAS

En cuanto a la creación de sus personajes y especialmente del protagonista y su doble personalidad, existen dos personajes históricos que influyeron claramente en su construcción literaria:

1. William Deacon Brodie (1741-1788).

Brodie era un famoso ebanista de Edimburgo. Su trabajo era de lo más respetado, por lo que se reclamaba su mano maestra por parte de los más ricos de la ciudad. Todos querían que sus muebles fuesen obra del respetado Brodie. Sin embargo, el escocés aprovechaba la libertad con la que trabajaba en las casas para hacer copias de las llaves. Así, al caer la noche, uno de los tipos más reputados de la ciudad en aquellos días aprovechaba para asaltar las viviendas.

Tras ser pillado con las manos en la masa, William Deacon Brodie fue detenido y condenado a la horca.

Con su historia de respetado ebanista por el día y despiadado delincuente por la noche, el desdoblamiento de Brodie influyó profundamente en la imaginación de Robert Louis Stevenson.

2. Eugene Marie Chantrell

Stevenson conocía a Eugene Chantrelle, un profesor francés afincado en Edimburgo, donde él había residido. No hace falta tener mucha imaginación para comprender el asombro del escritor cuando se enteró de la detención de Eugene por envenenar a su esposa con opio.

Según el autor Jeremy Hodges, Stevenson estuvo presente durante todo el juicio y a medida que «las pruebas se desarrollaban se encontró, como el Dr. Jekyll, ‘atónito ante los actos de Edward Hyde‘». Además, se creía que el profesor había cometido otros asesinatos tanto en Francia como en Gran Bretaña envenenando a sus víctimas en las cenas con un «plato de queso tostado y opio».

Chantrell fue condenado a la horca el 31 de mayo de 1878.

Una vez más se comprueba que la inspiración, aunque puede provenir de sueños o imaginaciones afortunadas, no es nada si no se asiente en una sólida documentación y experiencias reales. Es muy importante, como escritores, tener siempre la puerta abierta a las musas, para que nos inspiren, pero es más importante aún que, cuando lo hagan, nos pongamos manos a la obra documentándonos y trabajando en profundidad su inspiración literaria.

Stevenson volvió a escribir la historia otra vez en tres días, consiguiendo rematarla en un periodo de 4 a 6 semanas. Una autentica proeza literaria se mire por donde se mire.

El manuscrito fue al principio vendido como una edición en rústica por un chelín en el Reino Unido y un dólar en los Estados Unidos. Al principio las tiendas no hicieron provisión de la novela, hasta que una crítica favorable apareció en The Times (25 de enero de 1886). Durante los siguientes seis meses fueron vendidas cerca de 40.000 copias. Hacia 1901 se estimó que se habían vendido más de 250 000 copias. Una auténtica barbaridad para la época que lo convirtió en un absoluto bestseller.

Robert Louis Stevenson tuvo una prolífica y exitosa carrera literaria, pero la saludo no dejó de atormentarle el resto de sus días. Fue también un gran ensayista de ideas progresistas, que se definía a si mismo como socialista y que participó activamente en la política de su época.

En 1888 se trasladó con su familia a las islas del pacífico, estableciendo su residencia en Samoa donde fue conocido como “Tusitala”, “el que cuenta historias”. Murió en 1894 de una hemorragia cerebral, una hora después de que Stevenson terminará de dictar a Osbourne un párrafo de su novela más ambiciosa, Weir of Hermiston. Un año antes, escribió una carta que ha quedado como testimonio de su penosa situación física en sus últimos años: «Durante catorce años no he conocido un solo día efectivo de salud. He escrito con hemorragias, he escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos».

Su ataúd fue llevado a pulso por los nativos hasta el monte Vala, a un lugar poco accesible, que había elegido para ser enterrado. Poco después, se construyó sobre su tumba un mausoleo, donde se escribió el texto, que él mismo redactara como epitafio.

Here he lies where he longed to be
Home is the sailor, home from the sea
And the hunter home from the hill
Aquí yace donde quiso yacer;
De vuelta del mar está el marinero,
de vuelta del monte está el cazador

Os dejo con el video artículo de mi canal de youtube y no olvidéis suscribiros si aún no lo habéis hecho.

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Historias en el Límite (Volumen II)

Hoy os presento el segundo volumen de “Historias en el Límite” en el que continúo la recopilación de mis primeras historias que, por fin ven la luz, después de pasar demasiado tiempo en el desván del recuerdo.

En el mundo de la literatura, como lamentablemente ocurre en muchas otras facetas de la vida, aún existen demasiados prejuicios, por lo que aún hay quien considera lo literatura de “género”, una literatura inferior. Por eso, con estos relatos, que abarcan desde el terror y la fantasía hasta la ciencia ficción, pretendo reivindicar que temas tan complicados como la violencia de género, el abuso infantil o la depresión pueden abordarse en estos géneros literarios, logrando emocionar y conmover, al menos de igual manera que con una literatura más realista.

Si lo he conseguido o no, vosotros sois quienes debéis juzgarlo.

No os lo perdías durante toda esta sema lo podéis conseguir en formato electrónico de forma totalmente gratuita en Amazón:

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Historias en el límite (Volumen I)

Después de la reciente publicación de mi novela “El libro de Toth”, ha llegado el momento de poner en marcha un proyecto que he ido postergando, por uno u otro motivo, durante demasiado tiempo. Se tata de una recopilación de los relatos que durante estos años he ido escribiendo y que me han permitido ganar algunos concursos literarios y, sobre todo, ir mejorando poco a poco como escritor.

Hoy os traigo el primer volumen de los dos que componen la recopilación y lo hago con una semana completa del día 15 al 20 de abril en que podréis descargarlos en Amazón de forma totalmente gratuita.

Espero que os gusten y os pido, por favor, que me dejéis aquí en el blog o en Amazón vuestro comentarios y valoraciones. ¡¡Prometo no censurar ninguna por negativa que sea!!

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