Los misterios de Edgar Allan Poe
Los misterios de Edgar Allan Poe

Los misterios de Edgar Allan Poe, merecían sin lugar a dudas ser la nueva entrega de “Misterios Literarios”. Después de la buena acogida entre todos los adictos a la literatura del «misterio del Futility«, Poe me ha parecido una elección indispensable para este blog y para la sección hermana del canal de youtube.

Hoy nos adentraremos, no del innegable talento de la pluma de Edgar Allan Poe, sino de los asombrosos misterios que rodean su figura. De hecho, hay quienes han llegado a pensar que era un escritor maldito. En cierto modo, se ha llegado a pensar que el espíritu gótico y misterioso de sus obras impregnó también la propia vida de Edgar Allan Poe, arrastrándole a la perdición.

Para entender esto debemos recordar quién fue realmente Edgar Allan Poe. Ya dedique hace tiempo un post a su biografía en este blog (podéis leerlo aquí), sin embargo es necesario recordarla someramente antes de adentrarnos en los misterios que rodearon su figura.

Poe nació en Boston el 19 de enero de 1809, hijo de unos mediocres actores de teatro. Sin embargo, la desgracia quiso que quedase huérfano a los tres años de edad. Afortunadamente, fue acogido por un hombre de negocios de Virginia, John Allan, que vivía junto a su esposa Frances en Richmond, Virginia. Aunque Poe tomó el apellido del padrastro y creció en su hogar, nunca llego a ser adoptado legalmente. Su “padrastro” siempre fue distante con él sin considerarle nunca realmente como su hijo, tampoco quiso jamás apoyarle en su afán de ser escritor. Su madre adoptiva, sin embargo, fue todo lo contrarios ya que siempre creyó en él y le entregó todo su cariño.

Edgar Allan Poe recibió la educación propia de un «caballero del Sur», aunque el ser huérfano le marcó de por vida en medio de una sociedad aristocrática tremendamente clasista. Poe fue educado en el escepticismo ante el progreso y la democracia. Incluso en la justificación más o menos disimulada de la esclavitud, en medio de un cierto idealismo del feudalismo medieval. También aprendió a exaltar el papel de la mujer como esposa y madre, lo que impregnaría toda su obra literaria.

Edgar Allan Poe estudió en uno de los exclusivos internados de Chelsea, donde aprendió a escribir en latín y a hablar francés. Sin embargo, los negocios de su familia en el viejo continente no tuvieron el éxito esperado y los Poe regresaron a Richmond en 1820. Fue allí donde, de la mano de sus criados negros y nodrizas, empezó a introducirse en el folclore, aprendiendo innumerables leyendas fantásticas sobre zombis o magia negra. Se hizo así un gran aficionado a los sobrenatural, convirtiéndose en ávido lector de cuentos de terror de todo tipo. También, paradójicamente, empezó en esta época a adentrarse en el mundo de la poesía, mientras recitaba poemas de Walter Scott para su madre y sus amigas.

Cuando tuvo edad suficiente, Poe fue matriculado en la Universidad de Virginia, dado el interés de su padrastro en que aprendiese leyes y comercio.  Poe, no tan interesado en las leyes, empezó a aficionarse en su lugar al juego y al alcohol, a pesar de que sufría una intolerancia a éste que le hacía emborracharse con apenas dos copas. El resultado fue que su padre se negó a pagarle las deudas de juego y Poe, tras discutir con él, no tuvo más remedio que dejar sus estudios humillado.

Poe se marchó a Boston con un baúl y algo de dinero. En 1827 publicaría su primer libro, Tamerlán y otros poemas, que pasó desapercibido y apenas le reportó ganancias. Ante su preocupante falta de ingresos, decidió alistarse en el ejército. Fue entonces trasladado a Charleston y con el tiempo fue ascendido a artificiero. Nuevamente Poe tuvo problemas por su carácter inconformista, siendo juzgado en una corte marcial por desobediencia. Obligado a abandonar el servicio en 1831, partió hacia Nueva York y publicó, con la ayuda de algunos antiguos compañeros de academia, su obra Poemas.

En 1833, Poe ganó un premio de 50 dólares por la obra Manuscrito hallado en una botella, lo que le permitió, gracias a la ayuda de un acaudalado caballero llamado John Pendleton Kennedy, conseguir trabajo como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, donde pudo publicar diversas narraciones y poemas. En esta ocasión, por fin las cosas parecieron irle bien y, bajo su dirección, el periódico se convirtió en el más importante del sur del país.

Poe se enamoró entonces de con su prima Virginia Eliza Clemm. Una relación un tanto cuestionable ya que ella sólo contaba entonces con trece años de edad. El 22 de septiembre de 1835, Poe contrajo matrimonio con su prima, en otro episodio oscuro de su biografía, ya que, en el certificado de matrimonio, que se expidió meses después, Virginia aparecía registrada con una edad de veintiún años.

A partir de aquí la carrera literaria de Poe despegó definitivamente publicando alguna de sus obras más inolvidables, a la vez que lo hacía su economía doméstica, lo que le permitió trasladarse, junto con su esposa y su suegra, a Richmond, donde por primera vez desde su niñez pudo vivir tranquila y cómodamente.

Lamentablemente, el 30 de enero de 1847, su esposa Virginia murió a causa de la tuberculosis. Poe para quien Virginia fue siempre su amor ideal y platónico, no volvió a ser él mismo. Los problemas con la bebida se intensificaron y, aunque Poe entabló relaciones con varias mujeres, estas nunca llegaron a buen puerto.

Como muestra de este estado alterado de desesperación que vivió Poe durante sus últimos años, nos ha quedado una carta que escribió a su tía, Maria Clemm el 7 de julio de 1849. En ella le pedía a su tía, que era en aquel momento el único familiar vivo al que apreciaba realmente, que muriera a su lado.

“No nos queda sino morir juntos. Ahora ya de nada sirve razonar conmigo; no puedo más, tengo que morir. Desde que publiqué Eureka, no tengo deseos de seguir con vida. No puedo terminar nada más. Por tu amor era dulce la vida, pero hemos de morir juntos. […] Desde que me encuentro aquí he estado una vez en prisión por embriaguez, pero aquella vez no estaba borracho. Fue por Virginia.”

Eureka, al que nombraba en su carta, sería a la postre su último libro publicado. Edgar Allan Poe moriría en extrañas circunstancias el domingo 7 de octubre de 1849, a las cinco de la madrugada.

Pero, antes de adentrarnos en los misterios que rodearon el final de Edgar Allan Poe, ha llegado el momento de hacer frente a uno de los mayores misterios escondidos en sus obras.  

Poe es considerado el autor por excelencia del terror gótico, pero también fue el precursor de la novela policiaca y hasta de la ciencia ficción.  Pues bien, en la única novela larga que escribió Edgar Allan Poe se esconde también una extraña profecía que, tal y como os contaba en el caso de la novela Futility, es difícil de achacar a la mera coincidencia. Veámoslo.

En el año 1838 Poe publicaba la novela titulada, “La narración de Arthur Gordon Pym”. En ella se narra la historia del joven Pym, quién se embarca de forma clandestina en el barco ballenero Grampus. A partir de aquí la obra nos envuelve en varias historias donde el personaje debe salvar su vida. En un momento del relato, mientras Pym se esconde a bordo del barco, se forma un motín provocando la muerte de gran parte de la tripulación.

Más tarde, tras una tormenta se produce un naufragio, quedando sólo cuatro supervivientes que quedan durante varios días a la deriva sin provisiones ni alimentos. Finalmente, ante la desesperada situación, uno de los supervivientes, Richard Parker, propone echar a suertes, mediante unas pajitas, la muerte de uno de los cuatro para que los demás puedan comer su cuerpo y así poder sobrevivir. Parker obtiene la paja más pequeña y termina muriendo así apuñalado. Era el más joven de los supervivientes que termina así sirviendo de comida los siguientes cinco días.

La novela era a priori un relato extremadamente fantástico y tenebroso en el que el propio narrador llegaba a declarar en un pasaje de la obra: “…Contendrá en sus partes finales ciertos incidentes de una naturaleza tan alejada de la experiencia humana y por tanto, fuera de todo límite de la credulidad, que los narraré sin la menor esperanza de que se los acepte como verdaderos”;

En definitiva, el propio autor consideraba completamente alejado de la realidad su relato. Sin embargo, Poe se equivocaba completamente.

En mayo de 1884, cuatro hombres (el capitán Tom Dudley, Edmun Brooks, Edwin Stephens y el grumete Richard Parker) que viajaban en un velero mercante inglés, cuya ruta era Inglaterra-Australia, sufrieron un naufragio a la altura del Cabo de Buena Esperanza y quedaron a la deriva. Durante los primeros días, los hombres se alimentaron de lo que pudieron recuperar tras el naufragio, pasando luego, una vez agotados los víveres, a alimentarse de su propia orina.

En los relatos de la época existen dos versiones de lo ocurrido entonces, aunque ambas terminan de igual forma. En la primera se explica que uno de ellos, el grumete Richard Parker, se negó a beber de su propia orina y optó en cambio por beber agua del mar. Esto intoxicó a Parker que quedó inconsciente, momento en el que sus compañeros de viaje, desesperados y casi desvanecidos por la desnutrición, optaron por matarlo para poder alimentarse.

La segunda de las versiones indica que, tal y como relataba la novela de Poe, los cuatro hombres echaron a suerte quién debía morir para servir como alimento. Parker perdió y murió para servir de sustento al resto de supervivientes. Sea como fuere, la muerte de Parker sirvió para que los tres supervivientes aguantaran varios días hasta que fueron rescatados por un barco.

Tras su rescate los tres supervivientes fueron juzgados y, a pesar de existir entonces la llamada “ley del mar”, que permitía el canibalismo por supervivencia, fueron condenados a muerte. El caso tuvo especial relevancia porque fue el primero en el que se no se dio por válido el argumento de la ley del mar. Afortunadamente para ellos, pasados seis meses, fueron indultados debido a la presión de la opinión pública sobre las circunstancias tan particulares que habían vivido en el mar.

Como vemos, existió una increíble coincidencia entre la ficción literaria de Poe y el naufragio real, tanto en el entorno y escenario del suceso, como en el nombre exacto del protagonista y en las circunstancias exactas de su muerte. Esto alimentó el mito de escritor maldito para Edgar Allan Poe que gracias a su “magia negra” había sido capar de narras acontecimientos que ocurrirían 46 años después.

Sin embargo, el misterio más grande de Edgar Allan Poe fue, sin duda alguna, las circunstancias de su muerte, sobre las que los expertos aún están buscando explicaciones, sin ponerse de acuerdo.

En 1849, Poe, según sus conocidos estaba entusiasmado e incluso feliz, porque iba a contraer matrimonio con Sarah Elmira Royster. Todo apuntaba a que iba a rehacer su vida finalmente tras la muerte de su añorada Virginia. Sin embargo, repentinamente desapareció sin dejar rastro. El 3 de octubre de ese mismo año, Poe apareció en las calles de Baltimore en estado de delirio, «muy angustiado, y necesitado de ayuda inmediata». Su viejo amigo James E. Snodgrass lo trasladó al Washington College Hospital, donde murió el domingo 7 de octubre de 1849, a las cinco de la madrugada. En ningún momento fue capaz de explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba ropas que no eran suyas.

Al parecer, durante sus últimos momentos de vida estuvo invocando obsesivamente a un tal Reynolds. Todo indica que podría tratarse del explorador Jeremiah N. Reynolds, que sirvió de inspiración para su profética novela La narración de Arthur Gordon Pym. Curiosamente, Jeremiah N. Reynolds fue también el autor del relato «Mocha Dick: o la ballena blanca del Pacífico: Una hoja de un periódico manuscrito». Relato que serviría de inspiración para Moby Dick de Henry Mellville. Novela de la que ya os hablaré en otro video de “Misterios de la literatura” porque esconde una increíble historia real.

Las últimas palabras de Poe fueron: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!».

El misterio de la muerte de Edgar Allan Poe se acrecienta desde el momento en que, tanto los informes médicos como el certificado de defunción se perdieron. Lo único que sabemos es que los periódicos de la época dijeron que la muerte se debió a una «congestión» o a una «inflamación» cerebral. Esto ha servido para achacar su muerte el alcoholismo, ya que éste era el eufemismo habitual utilizado en esos casos. Lo cierto es que Poe era intolerante al alcohol y el sórdido ambiente de los bares le resultaba muy desagradable. Para aumentar el misterio, algunos conocidos aseguraron que el propio Poe había contado a su círculo más íntimo que «le estaban persiguiendo».

Lo cierto es que las teorías sobre la muerte del genial escritor se han multiplicado achacándola a las más variopintas causas; desde el suicidio (bastante extraño, por cierto), una paliza causada por parte de ladrones o el asesinato, debido a su futura boda a la que los hermanos de la novia se oponían para no perder el dinero de la mujer. También se han barajado distintas enfermedades como la rabia, envenenamiento por mercurio, un tumor cerebral o incluso una simple gripe.

Por último, me resulta muy curiosa la versión que achaca la muerte de Poe, a un fraude electoral. Se que, como a mí, esto os sonará extrañísimo, pero no es en absoluto descabellado. En la época de la muerte de Poe, eran habituales los ataques a hombres que acababan de votar, para intoxicarlos con alcohol y llevarlos de nuevo a votar por un candidato que compraba así los votos. De hecho, Poe fue encontrado precisamente en uno de los lugares donde los pandilleros solían abandonar a sus víctimas.

En todo caso, los misterios sobre Poe no acabaron ni siquiera con su muerte. Aun existe un episodio más que rodea su tumba que merece la pena recuperar.

Tras el funeral de Edgar Allan Poe, un día después de su muerte, al que tan sólo acudió un tío y un primo del fallecido, Poe fue enterrado en una simple tumba marcada por un simple bloque en el que se podía leer “Nº.80”. En 1873 apareció en los periódicos un artículo sobre el estado calamitoso de la tumba de Poe. Ante el disgusto de la opinión pública por el poco respeto mostrado al entonces ya afamado escritor, se hizo una colecta para enterrarlo en un sitio más digno. Dos años después, el misterio volvió a surgir cuando al abrir su tumba se encontraron con los restos de otra persona. Hubo que hacer una extensa búsqueda para localizar finalmente los verdaderos restos de Poe y poder enterrarlos ya en la que es su ubicación actual. Algunos años después, los restos de su esposa fueron depositados junto a los suyos.

Pero aún no terminan los misterios, en 1949, justo cien años después de la muerte de Poe, una figura misteriosa, vestida completamente de negro, con un sombrero de ala ancha y un pañuelo blanco, comenzó a visitar la tumba dejando una curiosa ofrenda; una botella de coñac medio vacía y tres rosas. El misterioso personaje comenzó a repetir su visita y ofrenda todos los 19 de enero. En 1960 la revista Life logró obtener la única fotografía que existe del hombre que dejaba la ofrenda. Nunca más se logró otra foto.

Foto del "misterioso visitante"
Foto del «misterioso visitante»

Se ha especulado que el significado de la ofrenda podría ser que el coñac era una manera de celebrar el nacimiento de Poe con su bebida favorita. Las rosas representarían las almas de Poe, de Virginia, su único y gran amor, y de María Clem, su suegra, que fue enterrada en el mismo lugar. La tumba se encuentra en el cementerio Westminster (Westminster Hall and Burying Ground) de Baltimore. En la lápida aparece esculpido un cuervo, homenaje a una de sus obras más famosas, el poema «El Cuervo».

El extraño visitante no acudió a su cita en 2010, después de 60 años sin una falta. En el año 2016, gracias a la Maryland Historical Society, se seleccionó a un sucesor del enigmático visitante de Baltimore para que la tumba de Poe siguiese recibiendo sus tres rosas y su botella de coñac cada 19 de enero, como homenaje al escritor y recuerdo, también, de este enigmático personaje.

Más allá de los misterios que le rodean, Edgar Allan Poe es, desde mi punto de vista, uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Quien mejor resumió la importancia de su figura fue otro de los grandes autores del misterio, el mismísimo, H. P. Lovecraft:

«La fama de Poe ha sido objeto de las más curiosas vicisitudes y ahora está de moda entre la avanzada intelligentsia minimizar su importancia como escritor y su influencia. Sin embargo, le sería difícil a un crítico imparcial negar el enorme valor de su obra y la potencia penetrante de su pensamiento como creador de visiones artísticas. Poe inició un camino en la literatura, fue el primero en darles ejemplo y enseñar un arte que sus sucesores, con el camino abierto y con su guía, pudieron desarrollar mucho más. Pese a sus limitaciones, Poe realizó lo que nadie había realizado o podía haber realizado, y a él debemos la novela de horror moderna en su estado final y perfecto. De esta manera los espectros de Poe adquirieron una malignidad harto convincente que no poseían los de ninguno de sus antecesores y fundó un nuevo modelo de realismo en los anales del horror literario».

Pues ya está todo dicho. Espero que os haya gustado el misterio de esta semana. Espero vuestro comentarios y os dejo como siempre con el video artículo de mi canal de youtube.

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