Cómo crear el perfecto antagonista
Cómo crear el perfecto antagonista

Cómo crear el perfecto antagonista. Cuando os hablaba de la construcción de personajes, ya os comenté la importancia crucial de la figura del antagonista. De hecho, os dije literalmente que para mí una historia con un antagonista mal construido es una historia fallida. Por eso, en este nuevo video artículo (cuyo correspondiente vídeo podéis encontrar ya en canal de youtube), vamos a aprender qué es y como construir este personaje tan fundamental.

En primer lugar, hay que entender qué es exactamente un antagonista. Poniéndonos un poco pedantes, atendiendo a la propia etimología de la palabra, ésta ya nos indica su significado: antagonista viene del griego, antagonismos, palabra que cuenta con el sufijo «anti-«, es decir, «contrario» y «agón» que es «luchador o jugador». Por tanto, la misma palabra ya nos indica que este personaje será el que vaya en contra del «luchador», es decir, del personaje principal de la trama.

Resumiendo, el antagonista es la fuerza que se opone al personaje principal de la historia, que es conocido como el protagonista; el antagonista es el personaje que se encargará de intentar impedir que consiga satisfacer sus deseos o sus metas. En realidad, toda historia se construye sobre un triángulo compuesto por el protagonista, el antagonista y el conflicto que los envuelve a ambos.

Teniendo esto en cuenta, es importante comprender a grandes rasgos los tipos de antagonista que puede tener una historia, que son principalmente tres:

1. El propio protagonista.

Esto ocurre en historias donde la trama desarrolla un conflicto interior del protagonista, donde este, en realidad, se enfrenta a si mismo para conseguir sus fines.

Es el caso de la novela que destripe en mi anterior video artículo “El extraño caso del dr. Jekill y mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson. También en la obra “Una mente maravillosa” de Sylvia Nasar nos encontramos con un hombre enfrentado a su propia mente, genial y trastornada a un tiempo.

2. Una fuerza de la naturaleza.

En este caso el antagonista no es un personaje como tal, sino una fuerza externa que puede ser, desde la propia naturaleza, un animal, un contexto histórico, un fenómeno extraño, etc…

En «La guerra de los mundos» de H. G. Wellls, el verdadero antagonista es una invasión alienígena. En «Moby Dick» de Herman Melville, un obsesionado capitán Akab se enfrenta a una poderosa ballena blanca.

3. Un personaje ajeno al protagonista que se opone a este en sus fines provocando el conflicto.

Es el antagonista utilizado más habitualmente. Nos permite realizar historias más fáciles de entender. Es el caso de los cuentos clásicos como «Blancanieves» que en la versión conocida de los hermanos Grimm, tiene en la bruja y reina malvada una perfecta antagonista.

También en la conocida saga de Harry Potter de J. K. Rowling, Valdemor es el perfecto antagonista y versión casi negativa del propio Potter.

Sin embargo, lo que estoy seguro que a todos más nos interesa es cómo crear el perfecto antagonista, con independencia que decidamos un tipo u otro. Para lograrlo os voy a ofrecer algunas claves que considero absolutamente fundamentales y que os ayudarán a que vuestros antagonistas sean inimitables.

A. Construye un antagonista imprescindible.

Si tu historia puede funcionar sin la aparición del antagonista es que está mal concebida, el antagonista debe ser imprescindible sí o sí, para la trama. ¿Alguien podría entender «Star Wars» sin Darth Vader? O, por ponernos más oscuros, ¿qué sería de «Pesadilla en Elm Street» sin Freddy Krueger?

B. Dota de motivaciones y fines creíbles a tu antagonista.

Éstas, además, deben ser el contrapunto lógico de los fines y motivaciones de tu protagonista. No vale con hacer malo al malo porque si, hay que justificar a la perfección qué hace exactamente que nuestro antagonista se enfrente a nuestro protagonista.

Un antagonista perfectamente justificado es el Thanos que se enfrenta en los Vengadores en «Infinity Wars« o «End Game». Por momentos, el espectador llega a dudar de si realmente está equivocado. Otro ejemplo es Damien en “La profecía”, ¿puede haber una mejor motivación para un antagonista que cumplir lo escrito en el Apocalipsis bíblico?.

C. Juega con la ambigüedad moral.

El bien y el mal no son absolutos, haz que el antagonista bordee este límite para conferirle mayor interés. Ten en cuenta que, además el antagonista no tiene por qué ser malo.

En la película «Blade Runner» basada en la novela de Philip K. Dick «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» (1968), la ambigüedad moral llega al punto de que, prácticamente llegamos a la conclusión de que el bien está realmente del lado de los replicantes y su derecho a la vida y no del protagonista.

También en la película «Joker» (2019) nos encontramos una genial historia en un hombre enfrentado a una sociedad que le destruye incapaz de aceptar la enfermedad mental que sufre. Una historia en la que el bien y el mal se diluyen de manera muy peligrosa.

D. Crea una relación interesante entre protagonista y antagonista.

Concebir protagonista y antagonista como estamentos estancos que solo confluyen en un enfrentamiento durante el conflicto planteado en nuestra historia, es generalmente un error. Deber crear algún tipo de relación entre ambos que dote de mayor profundidad y dramatismo a su conflicto.

En la serie «Hannibal», basada parcialmente en las obras literarias de Thomas Harris, se construye una relación tan ambigua entre el protagonista, Will Graham, y el antagonista el Dr. Hannibal Lecter, que en ocasiones llega a insinuar la posibilidad de una cierta atracción amorosa entre ambos. Y esto dota a la historia de una profundidad y ambigüedad que la hizo superar, en algunos momentos, a sus fuentes literarias.

Tampoco se puede olvidar «La isla del tesoro» (1883) de Robert Louis Stevenson, una obra en la que se construye una relación de amistad imposible entre el joven Jim Hawkins, el protagonista, y el pirata y criminal John Silver el Largo, el antagonista.

E. Haz que el antagonista sea un problema real para el protagonista.

Como escritores, debemos conseguir que el lector tenga la sensación de que el antagonista puede llegar a ganar en la resolución del conflicto que planteemos.

Un ejemplo lo encontramos en «La noche del cazador» de Davis Grubb (1953), llevada al cine en 1955, el reverendo Harry Powell se convierte en una terrible pesadilla absolutamente mortal para los protagonistas.

En «Terminator 2: El juicio final», el nuevo modelo T-1000 fue dotado de unas características que le hacían superior al propio protagonista, dotando de gran realismo al enfrentamiento entre ambos.

Y con esto llegamos al final del video artículo de hoy. Os dejo con el correspondiente vídeo publicado en el canal de youtube. Espero os haya gustado, divertido y sobre todo, que os haya sido útil. Si es así, suscribiros aquí y en el canal. En cualquier caso espero vuestros comentarios, adictos a la literatura, para ir mejorando los contenidos que os ofrezco semana a semana.

Cómo crear el perfecto antagonista. Grandes villanos de la literatura
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