Cabecera Jack el destripador

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Personajes

10 trucos para construir personajes impactantes

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Hoy os traigo 10 trucos para construir personajes impactantes, para vuestras futuras obras literarias de ficción. Ya os expliqué los distintos tipos de personajes, ahora, quiero ofreceros trucos y herramientas prácticas realmente útiles para construirlos. Empecemos:

1.- Haced fichas. Este es quizá el consejo más convencional pero no por ello menos útil que os daré. Es necesario hacer una ficha detallada de cada personaje de vuestras obras, incluso de los menos importantes o secundarios. Esta fichas deberían tener un esquema básico a partir del cual podéis improvisar:

  • Datos familiares, incluyendo lugar de nacimiento, ascendencia, edad y todos aquellos que creáis relevantes.
  • Biografía.
  • Descripción física.
  • Forma de vestir y gustos personales.
  • Descripción de la personalidad, forma de hablar, carácter, etc…
  • Objetivos y relaciones que le unen a otros personajes, si las hubiera.

2.- Usad modelos. Ya se que escribir no es una pasarela de moda, pero tened en cuenta que recordar siempre es mejor que imaginar, así que utilizad modelos. Podéis usar, familiares, amigos, actores, etc…. Podéis mezclar libremente características de varios, lo importante es que lo fijéis en vuestra memoria como alguien real. Esto evitará incongruencias durante vuestros relatos y dotará de gran realismo a vuestros personajes.

3.- Participad. Siempre es interesante introducir aspectos de tu propia personalidad en alguno de los personajes. A fin de cuentas ¿a quién conoces mejor que a ti mismo?

4.- Evolución. Dejad que los personajes evolucionen. Nadie es una piedra impermeable a su entorno. Todos cambiamos, no sólo por el efecto del tiempo, sino por todo aquello que hacemos a aquellos a quienes conocemos.

5.- Contradición. Ahondando en el punto anterior, no hay nada más interesante que los personajes contradictorios, aquellos que parecen ser una cosa pero demuestran ser todo lo contrario. Sorprende a tus lectores. No hay nada mejor que un bueno malo o un malo bueno.

6. Conflicto. No existe literatura sin conflicto y tus personajes deben sentirlo en carne propia. Deja que luchen consigo mismos por definirse, dotales de miedos y debilidades. Los personajes demasiado seguros resultan cuadriculados y poco creíbles.

7. Ningún personaje sin una motivación. No hay efecto sin causa, ni acción sin motivación. Incluso en el caso de personajes imaginarios, como monstruos o demonios, éstos deben actuar con un por qué, con una motivación que los justifique.

8. Fantasía no es incoherencia. Si realizas una obra de género y dejas volar tu imaginación, debes evitar caer en el absurdo. El personaje más fantástico que concibas debe estar sujeto a unas reglas físicas que le aten a una realidad, aunque sea imaginaria.

9. Cuida el contexto. Siguiendo a Ortega y Gasset ten en cuenta que cada personaje es él y sus circunstancias. El entorno geográfico y temporal marcará tus personajes, no sólo en apariencia, sino también en su comportamiento. Estudia el contexto y crea personajes coherentes con él. Habrá personajes para los que necesites crear una biografía completa. Para lograr hacerlo de forma creíble y coherente, utiliza herramientas como Wikipedia. Si, por ejemplo, quieres crear el personaje de un biólogo del siglo XIX, busca personajes reales con ese perfil en Wikipedia y estudia sus biografías. Descubrirás dónde estudiaron, qué títulos sacaron, cómo se desarrollaron profesionalmente y un largo etcétera de información muy valiosa.

10. El malo es el personaje más importante. Como siempre dejo para el final el consejo que considero más valioso y que nadie suele dar. Normalmente es el personaje protagonista al que más cuidamos en nuestro relatos, por lo que, en ocasiones, descuidamos al personaje del antagonista, el malo de la película. Sin embargo, por experiencia, me atrevo a afirmar que es mucho más importante crear un buen malo que el propio protagonista. Cuida este personaje hasta la extenuación, es sin duda el eje de tu obra. Si tu personaje antagonista no es creíble, tu historia fracasará.

Cómo concebir una buena idea para escribir un libro

Imaginación para escribir un libro

Probablemente, cómo concebir una buena idea para escribir un libro, sea el problema más complicado al que se enfrenta cualquier escritor. Hoy quiero daros mi peculiar punto de vista al respecto, ahondando en algunos de los puntos que os comentaba en mi post con 10 consejos para escribir un libro.

Habitualmente se suele aconsejar, en estos casos, que se debe escribir sobre aquello que uno conoce o que se debe ir siempre con una libreta e ir apuntando cuanta idea se nos pase por la cabeza. Más allá de estos lugares comunes, quiero recordaros dos consejos, al respecto, que os comentaba en mi anterior artículo: «apuesta por tus ideas» y «escribe lo que te gustaría leer«. No hace falta que vuelva a explicaros estos dos puntos, pero sí os diré que, si los sigues, tienes una parte importante del camino andado.

Pero, claro, alguno me diréis que todos estos consejos están muy bien pero que el problema es y ¿cómo tengo esa genial idea por la que apostar y que me gustaría leer?

Para responder a esto es necesario conocer primero que es la «imaginación«, ese lugar maravilloso del que surgen las ideas que tanto ansiamos.

Según la RAE, se nos dan cuatro acepciones:

  • Facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales.
  • Aprensión falsa o juicio de algo que no hay en realidad o no tiene fundamento.
  • Imagen formada por la fantasía.
  • Facilidad para formar nuevas ideas, nuevos proyectos, etc.

La verdad es que, con permiso de la RAE, no son ninguna una buena definición. Es importante comprender que la imaginación no permite concebir nada realmente nuevo a la mente humana.

La imaginación funciona realizando combinaciones, de la información extraída de nuestra memoria, para construir nuevos conceptos ideales.

Es decir, nadie puede imaginar nada que no esté compuesto de trozos de la realidad que ha percibido y almacenado en su memoria. Para que lo entendáis mejor basta con que hagáis el siguiente experimento práctico. Coged un bolígrafo y describir un monstruo que no esté hecho de nada que hayáis visto nunca. Ya os adelanto que no lo conseguiréis.

La imaginación construye las nuevas ideas, como un moderno monstruo de Frankenstein, combinando otras ya existentes. Por es0, cuando os digan que debéis ser originales, si lo entendéis como que tenías que buscar algo completamente nuevo que nadie haya escrito antes, os daréis de bruces con un muro infranqueable.

La verdadera originalidad no se encuentra en crear ideas nuevas, sino en combinar ideas ya existentes de forma novedosa.

Esa idea que buscáis para vuestro libro no debéis buscarla desesperadamente en vuestra imaginación, sino en vuestra memoria. Recordad lo que habéis leído que os gustó, las noticias que os impactaron, las anécdotas que os sucedieron… Dejad que vuestra imaginación las combinen de forma original y la historia que buscabais estará frente a vuestra pluma.

10 consejos para escribir tu propio libro que nadie te ha dado antes

10 consejos para escribir tu propio libro que nadie te ha dado antes

Con estos 10 consejos para escribir tu propio libro que nadie te ha dado antes quiero empezar una serie de artículos que os ayuden a explotar vuestra propia vena creativa. Unos artículos concebidos para que no os dejéis amilanar por todos esos vampiros emocionales que os repetirán hasta la saciedad que no podéis escribir porque no tenéis suficiente talento.

Espero contribuir con estos 10 consejos para escribir, a que os lancéis a la dura arena de la hoja en blanco sin complejos. Sólo me queda comentaros que, aunque están concebidos desde el punto de vista de la escritura de ficción, podéis aplicarlos con pocas modificaciones a todo tipo de obras.

Pluma escribiendo

Vamos a ello:

  1. Apuesta por tus ideas.
    Lo más difícil para un escritor en siempre concebir la idea de lo que quieres escribir. En este punto te aconsejo no dejarte llevar por las tendencias o modas. Si una idea te parece interesante, no lo dudes, desarróllala, aunque no se trate de una idea líder en tendencias en tus redes sociales. Los gustos, tendencias y modas son variables y, si intentas amoldarte a ellos sin convencimiento, serás zarandeado como una hoja al viento.
  2. Escribe lo que te gustaría leer.
    Como ayuda para concebir la historia que quieres relatar, piensa en aquello que te gustaría leer. No sólo eres el autor de tu obra, también su primer lector.  No lo olvides nunca.
  3. Obsesiónate.
    Normalmente la obsesión no es algo demasiado recomendable, pero cuando concibes una trama, si no te sumerges en ella completamente, no serás capaz de hacer que tus lectores lo hagan. Vive tu propia historia mientras la escribes.
  4. Documéntate.
    Por mucho que conozcas un tema o determinadas situaciones, no eres un genio. Asume que hay muchas cosas que no sabes. Cuanto más te documente más auténtica y real será tu obra.
  5. Lee.
    Puede parecer un consejo extraño, pero por experiencia se que, el centrarse en escribir una obra, puede hacer que descuidemos nuestras lecturas habituales. Esto es un terrible error. Más allá de todos los cursos de literatura que hagas, leer es lo que de verdad te enseñará a escribir. No descuides la lectura.
  6. Copia.
    Escribir no es hacer un examen. Copiar está permitido y, por supuesto, no me refiero a que plagies la obra de otro escritor. Me refiero a que no deben dolerte prendas en copiar cómo otros autores resuelven los problemas a los que te enfrentarás durante la escritura de tu obra.  ¿Cómo estructurar un diálogo complejo? ¿Cómo caracterizar un personaje secundario? ¿Cómo describir una localización? Te surgirán preguntas que puedes solucionar leyendo y copiando las soluciones que otros autores han dado antes que tú a los mismos problemas.
  7. Esquematiza sin abusar.
    Utiliza esquemas para organizar tus ideas. Aunque el ordenador es el mejor aliado actual de un escritor, el boli y el papel siguen siendo imprescindibles. Realiza esquemas de la trama, de los personajes, de las localizaciones y de todo aquello que creas necesitar. Eso sí, tampoco intentes esquematizar toda la obra, deja que tu imaginación vuele durante la escritura y no dudes en incumplir tus propios esquemas, si la historia te lo pide.
  8. Da libertad a tu historia.
    Abundando en el punto anterior, te darás cuenta de que llega un momento durante la realización de tu obra en que ésta toma vida propia. Sobre todo, si se trata de un relato largo o una novela, empezarás a tener la sensación de ser un espectador más de la historia. Los personajes empezarán a demandar comportamientos e incluso se provocarán situaciones que no había previsto en tu idea inicial. Deja que los personajes vivan por sí mismos, aunque, por supuesto, no pierdas el control de tu historia.
  9. No seas tu propio crítico literario.
    Durante le escritura de tu obra, la leerás una y mil veces corrigiéndola e intentando mejorarla. Sin embargo, no debes ser demasiado duro contigo mismo. Corres el riesgo de desanimarte porque creas que no lo estás haciendo lo suficientemente bien. Deja que otros hagan de críticos literarios, tú solo escribe y hazlo lo mejor posible. Poco a poco irás mejorando y te sorprenderás del resultado.
  10. Termina lo que empiezas.
    De todos mis consejos quizá éste sea el más importante. Cuando uno empieza a escribir es normal comenzar mil relatos, para abandonarlos sin llegar a pasar de unas pocas páginas de escritura. Esto pasa porque no confiamos en nuestras propias capacidades y la inseguridad nos vence. Si tienes una idea, llévala hasta el final. Termina tus relatos, aunque no te satisfaga del todo el resultado. No sabes lo valioso que puede ser con el tiempo repasar esos relatos iniciales y ver tu propio progreso. Además, igual entre esas ideas que descartaste, con el tiempo encuentres una gran obra esperando a que la escribas.

Con esto es suficiente por hoy, pero prometo volver asiduamente con más artículos, para que tengáis cada vez más recursos para lanzaros al mundo de la escritura.

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La novela: El marco escénico

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La novela: El marco escénico

La novela: El marco escénico. Llegamos al último de los elementos que componen una novela que no es otro que el marco escénico en el que se desarrolla la acción.  Definíamos inicialmente el marco escénico como ambiente físico y temporal en que se desarrolla la acción. De esta definición podemos extraer una diferenciación entre dos aspectos fundamentales del marco escénico: el marco temporal y el marco espacial.

1) Marco Temporal:  El tiempo define la duración y sucesión de los distintos acontecimientos. Pude utilizarse un tiempo de narración muy diverso: dese un tiempo corto, unas pocas horas, a un tiempo largo, varios años. Por otro lado, la sucesión de los acontecimientos puede narrarse de distintas maneras:

  • Desarrollo Lineal: Los hechos siguen un orden cronológico lógico, narrándose en el mismo orden en que sucedieron.
  • In Media Res (en medio de las cosas): La acción parte de un momento intermedio y se desarrolla mediante la alternancia entre sucesos anteriores y posteriores.
  • Flash-back: En este caso la narración empieza por el final y retrocede hasta el pasado.

tiempoEn relación al tiempo, es importante también hablar del ritmo narrativo, que puede ser rápido, cuando los hechos se suceden de forma ágil y abundante , o lento, cuando la acción es más pausada, abundando las descripciones y reflexiones. Otra clasificación habitual suele hacerse refiriéndose a la percepción que se tiene del tiempo durante la narración. Suele hablarse entonces de:

  • Tiempo objetivo: Cuando el paso del tiempo que se mide de la forma habitual mediante horas, minutos y segundos.
  • Tiempo subjetivo: Cuando la percepción del paso del tiempo se realiza mediante una apreciación subjetiva, pudiendo un solo instante hacerse eterno.

espacio2) Marco Espacial:  Hace referencia al espacio físico en que se desarrolla la acción; el lugar por el que se mueve los personajes. A veces puede resultar anecdótico para la narración y en otras ocasiones puede convertirse en un personaje más de la historia. Suele distinguirse entre:

  • Espacio real: Se identifica con lugares que existen realmente.
  • Espacio imaginario: Se refiere a lugares que no existen realmente, pero que tienes su base en espacios reales modificados o adaptados por la imaginación del autor.
  • Espacio fantástico: Son lugares sin existencia real alguna, nacidos única y exclusivamente de la mente del escritor.

Si os ha gustado el artículo no os perdáis los 10 consejos para escribir que nadie os ha contado antes.

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Movimientos Literarios

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A lo largo de la historia, la literatura ha sufrido grandes cambios y transformaciones propias de cada época y cultura, por eso, se suele hablar de distinto Movimientos Literarios, en un intento de realizar una clasificación general de las distinta etapas por las que ha evolucionado la literatura. Suele tomarse la siguiente clasificación cronológica:

  1. Clasicismo (del siglo V a.C. al V d.C.) Se centra fundamentalmente en la antigua Grecia y en el Imperio Romano y se caracteriza por buscar la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma. Obras clásicas inolvidables son La Ilíada y La Odisea de Homero o La Eneida de Virgilio.
  2. Medieval (del siglo V al XV) Se produjo en Europa, principalmente al fragmentarse en Imperio Romano, dando lugar a las distintas lenguas romances. Las obras solían ser de contenido caballeresco o religioso, con glosas a los dioses y a los grandes héroes. Obras fundamentales de la época medieval son por ejemplo El cantar de los Nibelungos, La canción de Roldán y el Mío Cid, todos ellos en verso y anónimos, En prosa merecen mención aparte el arcipreste de Hita con el Libro de buen amor y D. Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, que escribió la famosa obras El Conde Lucanor.
  3. Renacimiento (XV-XVI) Iniciada en Italia y propagada después por toda Europa, se caracteriza por el auge de las artes y la importancia central que toma el hombre. Son siempre obras de gran riqueza en las que la novela se convierte en el género más cultivado, apareciendo también la lírica y el teatro. La divina comedia de Dante o El Decamerón de Bocaccio son buenos ejemplos de este periodo, en el que hay que destacar la invención de la imprenta en el siglo XV, que trae con ella una democratización de la literatura acercándola por fin al pueblo.
  4. Barroquismo (XVII) Se trata de una extensión del renacimiento, surgida en un mundo en crisis, económica y social que llevan a una visión negativa del mundo. La mejor expresión del Barroco la encontramos en España, donde hubo dos escuelas: el Culteranismo, que pretende crear belleza por medio de la forma y cuyo representante fundamental fue Luis de Góngora, y el Conceptismo, que se preocupa por el contenido, utilizando conceptos más profundos. Los principales exponentes del Conceptismo son Quevedo y Gracián.
  5. Neoclasicismo (XVIII) Representa una vuelta atrás a los valores clásicos griego u romanos, en busca de su equilibrio y serenidad. Existe también un interés por reformar al ciudadano. Una obra fundamental de esta época es El sí de las niñas de Fernández de Moratín.
  6. Romanticismo (XIX, primera mitad). Constituye una vuelta a la imaginación, abandonándose la frialdad del neoclasicismo. Los sentimientos, la imaginación y los valores son el núcleo de la nueva literatura de esta época. Una obra fundamental del periodo es Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas.
  7. Realismo (XIX, segunda mitad) Surgido en Francia, supone la irrupción de los escenarios locales y del lenguaje popular, acercando la literatura a la realidad social. Algunas obras importantes de este periodo con: Rojo y negro de Stendhal y Crimen y castigo de Feidor Dostoievsky.
  8. Modernismo (finales del siglo XIX y principios del XX) Se busca lo natural como la calve fundamental para resaltar las creaciones. Algunas obras fundamentales con Azul de Rubén Darío y El Ismaelito de José Martí.
  9. Vanguardismo (primera mitad del siglo XX) Los grupos de Vanguardia surgieron como un intento de transformación de la literatura, negando el pasado y primando la originalidad por encima incluso de la realidad. Algunas obras importantes son Manifiesto surrealista de André Breton y Luna Park de Luis Cardoza y Aragón.
  10. Posvanguardismo (mediados del siglo XX) Influenciado por las teorías marxistas, rechaza el idealismo vanguardista y busca volver a la realidad. La estética pierde importancia frente al contenido. Obras características son Antipoesía de Nicanor Parra y Epigramas de Ernesto Cardenal.
  11. Posmodernismo (finales del siglo XX) Tras el agotamiento de las fórmulas literarias habituales se busca, ahora, la experimentación. Surgen relatos circulares, juegos de palabras, la mezcla de disciplinas artísticas y, en definitiva, cualquier recurso que nos acerque más al verdadero arte. Por destacar algunas obras podemos citar Rayuela de Julio Cortázar, El nombre de la rosa de Umberto Eco o Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante.

Publicado originalmente en: Espaciolibros

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