Si es la Sábana Santa el Santo Grial, puede pareceros una pregunta un tanto extraña, sobre todo si sois poco religioso. Como escritor, abordé esta cuestión cuando escribí mi primera novela «Síndone: Las guerras de la Sábana Santa».
Hoy, aprovechando el lanzamiento de una nueva edición, ahora también entapa dura, de esta novela, tal y como os anuncié en un post anterior, me gustaría comentaros brevemente de dónde surge esta extraña cuestión.
En «Síndone» abordé una trama de ficción, en la que se repasaba de forma rigurosa la historia real de la famosa «Síndone de Turín«, también conocida como «Sábana Santa». Cuando me sumergí en ella, durante la labor de documentación para mi obra, debo reconocer que quedé impactado. Sin entrar en detalle, lo cierto es que su historia aparece salpicada de sospechosos incendios, guerras, robos y toda clase de extraños incidentes.
Síndone: Las guerras de la Sábana Santa
Una trayectoria histórica que pronto comprendería que resultaba, sospechosamente similar a la del mítico Santo Grial. Según profundizaba mi investigación, mas paralelismos encontraba entre ambas reliquias, hasta el punto que llegué a la conclusión de que la Sábana Santa había sido el verdadero origen de las leyendas del Grial.
El tema es muy amplio y sobrepasa la capacidad de este blog, pero, si estáis interesados, podéis consultar este artículo que publique en la revista Más Allá, donde trataba el tema en más profundidad.
Para despedirme os anuncio que la semana del 22 al 26 de marzo, podréis conseguir mi novela «Síndone» en Amazon totalmente gratis, para que así conozcáis de primera mano la historia de esta fascinante reliquia y me deis vuestra opinión al respecto.
Por fin llegan Las ediciones en tapa dura a Amazon. Hasta ahora sólo podían realizarse ediciones en tapa blanda y en ebook, pero la tapa dura se resistía. Sin embargo, desde hace una semanas ha empezado una prueba piloto con algunos autores escogidos a los que se les ha activado la opción de realzar ediciones en tapa dura.
La encuadernación en tapa dura permite libros con acabados de mayor calidad, profesionalidad y duración. Aunque el contenido del libro es el mismo, muchos amantes de la literatura sienten que un libro con tapa dura tiene mayor valor que cualquier otro tipo de edición. Por eso, incluir estos acabados, es un paso adelante y un valor añadido en las ediciones de Amazon que no se debe desperdiciar.
Afortunadamente, he tenido la suerte de estar entre los primeros autores de Amazon a los que se les ha dado esta oportunidad. Por eso, he decidido aprovechar la ocasión para realizar nuevas ediciones de mis obras principales. La idea es no sólo, que incluyan esta nueva edición en tapa dura, sino realizar también nuevas correcciones y maquetacionesmejoradas.
Para celebrar el lanzamiento de estas nuevas ediciones, iré realizando promociones de mis obras, ofreciéndolas de forma gratuita por un tiempo limitado. Hoy empezamos con la nueva edición de «El libro de Toth», que podréis conseguir del 17 al 21 de marzo completamente gratis en Amazon.
El libro de Toth
En las próximas semanas iré anunciando las promociones del resto de obras, según vayan estando disponibles para que os perdáis ningún lanzamiento.
No os perdáis esta oportunidad de conseguir mis obras gratis y espero vuestros comentarios (aunque sean buenos).
Nace Klassic Books, ediciones clásicas ilustradas para adultos, un nuevo sello que he creado bajo el que daré cabida a un proyecto que llevo largo tiempo preparando.
Muchos me ya me conocéis como escritor, pero lo que probablemente muchos aún desconocéis es que también soy ilustrador. En Klassic Books pretendo reunir estas dos facetas para crear una colección de publicaciones, en las que recuperar la obra integra de aquellos autores clásicos de la ficción literaria, que más han influido en mi propia obra literaria.
Por eso, en cada una de los libros editados en Klassic Books, publicaré la obra integra del autor clásico escogido, de forma cronológica, aportando mi propia visión personal mediante una serie de ilustraciones, realizadas exprofeso, además distintos comentarios y opiniones.
Quiero conseguir así una experiencia distinta, con la que poder alcanzar una mayor comprensión de la evolución, no sólo literaria sino también personal, de estos autores.
Para empezar esta aventura, dedicándole la primera de las ediciones clásicas ilustradas para adultos, he escogido al escritor estadounidense más influyente del genero fantástico de todos los tiempos: Howard Phillips Lovecraft.
Podéis encontrar el primer volumen de su colección ya disponible en la Librería de Klassic Books, o en el enlace que os dejo a continuación.
En la tienda de Klassic Books podéis adquirir también cualquiera de las ilustraciones, realizadas para los libros editados, junto a toda clase de productos personalizados, en la sección de Ilustraciones, .
En próximos artículos os iré dando más detalles sobre esta nueva iniciativa y todo lo que a su alrededor vaya surgiendo. Por cierto, estad más atentos que nunca a este blog, porque se aproximan múltiples e importantes novedades (y no sólo por la integración progresiva con Klassic Books) que iré implementando en los próximos días.
Hoy os traigo uno de mis relatos cortos aparecido originalmente en mi obra «Historias en el Límite I». Espero que os haga pasar un rato entretenido y lleno de misterio.
Lo que a continuación voy a relatar es uno de los casos más perturbadores a los que he tenido la desgracia de enfrentarme en mi carrera policial. Se trata de una reconstrucción realizada a partir del material informático encontrado en el lugar de los hechos. La naturaleza de los sucesos narrados es tan extraña que me atrevo a recomendar al lector que, si tiene aprecio a su propia cordura, lo considere una mera ficción surgida de mi imaginación.
John Voight llevaba más de una hora enfrascado en uno de los múltiples chats que visitaba frecuentemente. A pesar de haber conseguido entablar conversación con algunas candidatas prometedoras, ninguna había captado su interés lo suficiente. Aunque su hambre era voraz y había pasado ya demasiado tiempo desde que lo saciase por última vez, decidió abandonar la búsqueda.
Estaba a punto de apagar el ordenador, cuando una ventana se abrió en el escritorio; era una solicitud de conversación privada. A pesar de que el mensaje era corto y sencillo, le provocó un escalofrío de inmediato.
God> Hola John.
Quién estuviese al otro lado de la línea, conocía su nombre real, a pesar de que estaba seguro de haber cubierto sus huellas de forma absolutamente perfecta. Pensó en apagar el equipo e ignorar el mensaje, pero luego se dijo a si mismo que era mejor intentar averiguar quién se escondía tras aquel prepotente apodo.
RedRoom> Te equivocas, no me llamo John, ¿quién eres tú?
God> Dios.
RedRoom> ¿Estás diciendo que eres Dios?
God> ¿No crees que lo sea?
RedRoom> Ni por un momento.
God> ¿Y cómo puedo saber quién eres, John?
RedRoom> No sé por qué piensas que me llamo así, pero te repito que te equivocas.
God> El único que se equivoca eres tú, John. Soy Dios y lo sé todo sobre ti.
Voight sintió como las manos le comenzaban a sudar, mientras miraba con incredulidad la pantalla. Volvió a pensar en apagar el equipo, pero luego tecleó, furioso, una nueva respuesta.
RedRoom> ¡No sabes nada de mí!
God> Sé la angustia que sentías cuando tu padre te castigaba. Sé cómo te encerraba en el sótano maloliente de tu casa en Brooklyn, rodeado de ratas y cucarachas, y cómo tu angustia y dolor se transformaba en rabia y amargura. Sé como pagabas tu odio con los pequeños roedores, que aprendiste a coger con tus manos y estrangular lentamente, y sé cómo, sentir su frágil vida escaparse entre tus dedos, te causaba un gran alivio y placer.
Voight retrocedió asustado en su silla. Intentó aclarar su mente y comprender cómo alguien podía conocer detalles tan íntimos de su vida. Una idea empezó a abrirse camino en su mente: tenía que tratarse de la policía. Seguramente al final habían descubierto su identidad y se habían infiltrado en los chats para buscarle. Probablemente sólo sospechaban e intentaban que él mismo se traicionase, utilizando datos biográficos deducidos a partir de su historial. Pero no lo iban a conseguir. Él siempre había ido un paso por delante de ellos y seguiría haciéndolo porque era más listo e inteligente de lo que ningún policía llegaría a ser jamás. Si querían jugar al gato y al ratón, jugaría…
RedRoom> Una historia interesante pero no tiene nada que ver conmigo. Para ser Dios estás muy confundido; te aseguro que tuve una infancia muy feliz.
God> ¿Feliz? ¿Eras feliz, John, cuando tu madre murió con el cuello cortado por tu padre medio borracho? Sólo tenías ocho años y viste como su sangre salía a borbotones mientras sus ojos perdían su luz hasta fundirse en la negrura. Ella fue la primera mujer que viste morir… ¡Y te gustó!
RedRoom> Creo que el que disfruta eres tú diciendo estas barbaridades. Algo paradójico para alguien que dice ser Dios ¿no?
God> Sé que piensas que soy un policía, John, pero no intento meterte en la cárcel. Lo único que pretendo es demostrarte la verdad de mis palabras. Dime, ¿podría un policía saber lo que guardas en la nevera escondida de tu sótano?
Voight se estremeció, levantándose de su silla con frustración. Era imposible que lo supiera, ningún policía podía saber algo así ni deducirlo de un simple expediente. Empezó a andar nervioso de un lado a otro de la pequeña habitación, incapaz de decidir qué hacer. En un arranque de desesperación tiró del cable de alimentación del ordenador desconectándolo. El monitor se apagó con un chasquido pero, sólo unos pocos segundos después, volvió a encenderse mostrando en la pantalla una nueva frase.
God> Huir no es una opción, John. No puedes huir de Dios. Vuelve a sentarte y deja que te explique lo que quiero de ti.
Voight no podía dar crédito a lo que estaba pasando. Su ordenador estaba funcionando a pesar de estar desenchufado y aquel demonio parecía saberlo todo sobre él e incluso parecía leer sus pensamientos. La única explicación es que alguien que se había infiltrado en su casa descubriéndolo todo. Seguramente había manipulado su instalación e incluso le había colocado dispositivos espía por todo el piso; por eso conocía sus movimientos y reacciones. Pero no podía ser un policía porque, si fuese así, ya estaría en la cárcel esperando una sentencia de muerte. Puede que intentase hacerle algún tipo de chantaje.
RedRoom> ¿Qué quieres de mi exactamente?
God> Lo que quiero es ofrecerte mi perdón, John, y lo único que te pido a cambio es que me expliques por qué lo has hecho, sólo eso.
Voight deslizó el ratón con cuidado por la pantalla hasta encontrar un programa rastreador, capaz de devolverle en unos segundos la dirección IP y la localización geográfica de su interlocutor con gran precisión.
RedRoom> Si quieres saber el por qué, te lo diré. Lo hice porque era la mejor manera de demostrarle al mundo mi valía y mi superioridad. Cometí las peores atrocidades que fui capaz de imaginar porque quería comprobar si el mundo sería capaz de descubrirme y, … ¿sabes qué? No lo fue. Ni siquiera cuando empecé a mandar mensajes y a dejar algunas pistas, los mejores sabuesos del cuerpo de policía fueron capaces de encontrarme. Y eso es porque soy mucho más inteligente y tengo la fuerza y capacidad que ellos no tendrán nunca.
En la pantalla, el programa rastreador se obstinaba en devolver una y otra vez el mismo mensaje: Reintentando…
God> ¿Qué sentías al hacerlo, John?
RedRoom> Poder y control. Ver, como sus ojos reflejaban un miedo atroz ante mi mera visión, mientras las tenía encerradas, y cómo suplicaban mi perdón, como lo hubiesen hecho ante la cólera del mismo demonio, me proporcionaba el mayor placer que puedas imaginar. Soy peor que el propio Satanás, controlé su vida y administré su muerte y nadie pudo impedírmelo. Dime, tú, que dices ser Dios, ¿me darás ahora tu perdón?
God> ¡Claro! Es más, te daré tu recompensa porque tenías razón.
Voight miró con perplejidad el monitor. El rastreador seguía sin devolver ningún dato útil.
RedRoom> ¡Razón!… ¿En qué?
God> En que no soy Dios.
Un calor insoportable empezó a invadir el cuerpo de Voight, comenzando en medio del tórax y extendiéndose rápidamente al resto de su cuerpo. Chilló con fuerza y desesperación, mientras sentía su cuerpo consumirse por las llamas. En su agonía pudo distinguir una risa lejana y una última frase llegó a su mente “No me gusta que se comparen conmigo”.
John Voight fue conocido en los medios como “El Degollador”. Durante un periplo de diez años se especializó en secuestrar, violar, torturar y degollar, finalmente, a más de veinte mujeres, entre los dieciséis y los treinta y dos años de edad. Solía captar a sus víctimas mediante Internet para luego ganarse su confianza y secuestrarlas. Fue encontrado muerto, víctima de un incendio, del que no trascendieron detalles a la opinión pública.
Lo que no se contó es que Voight apareció consumido completamente por las llamas, de tal forma que sólo su dentadura y sus pies permanecieron intactos. El resto del cuerpo se carbonizó en su totalidad, sin que, paradójicamente, nada del mobiliario sufriese daño alguno. Ni siquiera la silla en la que se encontraba sentado mostraba rastros de quemaduras, tan sólo se encontró el montón de cenizas en que el cuerpo se había convertido.
En un frigorífico oculto en el sótano se encontró una macabra colección de globos oculares perfectamente conservados, que había extraído cuidadosamente a sus víctimas. Sin embargo, lo más asombroso fue que, la primera persona en encontrar el cuerpo, un vecino que acudió alentado por los gritos, aseguró que el monitor del ordenador aún permanecía encendido cuando llegó, a pesar de que el cable de alimentación se encontraba desconectado. Además, dijo recordar perfectamente que en la pantalla se mostraba el siguiente mensaje:
Hoy celebramos, el Día del Libro 2020, aunque lamentablemente en confinamiento. De entrada, pueda pensarse que éstas no son las condiciones ideales, lo cierto es que la literatura es una puerta abierta a otros mundos.
¿Puede haber una manera mejor de olvidar, nuestro circunstancial encierro en casa, que leer un buen libro?
El Día del Libro se celebra desde 1988, en que fue promovido por la UNESCO. Se escogió el 23 de abril porque coincide que este día murieron, algunos de los escritores más importantes de todos los tiempos como: Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Inca Garcilaso de la Vega, William Wordsworth o Josep Pla. Y nacieron otros grandes autores como Manuel Mejía Vallejo o Maurice Druon, entre otros.
En España se empezó a celebrar en 1926 gracias a un Real Decreto dictado por Alfonso XII, que establecía oficialmente la «Fiesta del Libro Español».
Personalmente lo celebraré como siempre leyendo y escribiendo, como no puede ser de otra manera. Y como regalo os dejo un pequeño relato, que escribí hace ya un tiempo, adaptado para la ocasión:
Un tuerto y un cojo se encuentran en una librería de viejo de un lugar indeterminado de Madrid. El frio arrecia en el exterior y el olor a polvo añejo y papel gastado inunda las innumerables estanterías del solitario establecimiento, mientras un cansino villancico entona repetitivamente su tintineante melodía.
EL TUERTO Y EL COJO, EL DIA DEL LIBRO 2020 (POR WHATSAPP)
EL TUERTO: ¿Cómo andas con esto del confinamiento?
EL COJO: Pues ya ves, buscando lectura para el Dia del Libro.
EL TUERTO: Sabía que te vería por aquí, ¿Qué libro andas buscando este año?
EL COJO: No lo tengo muy claro, ¿y tú? ¿Le has echado el ojo a alguno?
EL TUERTO: La verdad es que no, aún ando un poco despistado. Este año se han publicado cosas muy interesantes y no sé por qué decidirme.
EL COJO: Eso me pasa a mí, que no quiero meter la pata.
EL TUERTO: Igual hay que volver la vista atrás y recuperar los clásicos de toda la vida. Me apetece volver a poner la vista encima de Dickens y su Cuento de Navidad o volver a leer El Cascanueces de Hoffman o Los Cuentos de Andersen.
EL COJO: Creo que tienes razón. ¡Hay que andar con pies de plomo! Hay demasiado bestseller con exceso de promoción por algunos anaqueles.
EL TUERTO: La industria de la literatura está ciega. Promociona obras insulsas y deja pasar a su lado obras de grandes autores, que por desconocidos nadie apuesta por ellos.
EL TUERTO: Puede que lleves razón, pero aún sigo sin verlo claro.
EL COJO: ¡Anda!… Este libro no le conocía.
EL TUERTO: A ver…
EL COJO: Es gratis en Amazon hoy y mañana y se titula Sabor a tierra, creo que es lo que andaba buscando. ¿Tú cómo lo ves?
EL TUERTO: Creo que no andas desencaminado. Tiene buena pinta..
EL COJO: Por fin una obra con los dos pies en el suelo, creo que me la llevaré.
EL TUERTO: Me has abierto los ojos, yo también me la llevaré.
EL COJO: ¡Nos vemos el año que viene!.
EL TUERTO: ¡Anda con Dios!
Espero que no os moleste la sutil publicidad a mi novela: «Sabor a tierra«. Casi no se ha notado. Aprovechad que sólo quedan dos días más para que podías descubrir gratis… la verdad enterrada bajo un puñado de tierra manchada de sangre.