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Esta semana todos nos sorprendimos al descubrir como la consultora británica Cambridge Analytica estaba detrás de una filtración masiva de datos desde Facebook que podría afectar a más de 50 millones de usuarios de la famosa red social. Pero realmente ¿es tan sorprendente como nos venden los medios de comunicación?.

Con el auge imparable de Internet nos hemos visto sumergidos en una vorágine de servicios gratuitos o a poco coste ofrecido por empresas de alta tecnología, que utilizan Internet como el caldo de cultivo de su desarrollo arrollador.  Nos han vendido que estas empresas de nuevo cuño se financian por publicidad y otros medios indirectos y que eso nos permite, a los usuarios normales, acceder de forma gratuita a servicios como buscadores, correo, páginas web, tiendas con menores costes, herramientas de todos tipo y a un largo etcétera de servicios que prometen mejorar nuestras vidas.

Lo cierto, detrás de todo esto, es que sus ingresos no provienen de la publicidad sino del tráfico puro y duro de nuestros datos personales. Ante las suspicacias obvias de los usuarios que empiezan a ver como sus ordenadores saben más de ellos que su propia familia, los gobiernos han respondido creando leyes que prometen protegernos del tráfico ilegal de nuestros datos personales.  Pero, la verdad es que todo es una pura patraña.

Las leyes se crean, no para proteger al usuario, sino para hacer ver al usuario que está protegido y que, de esta manera, confíe aún más en aquellos que les roban su información personal. Periódicamente se nos ofrecen, como en el caso de Cambridge Analytca, grandes titulares en los medios de comunicación, con alguna empresa o entidad cazada traficando con nuestra intimidad. Se hacen unos cuantos titulares, dimite algún personaje secundario, se pagan una multas,  que al ciudadano normal le parecen cantidades enormes pero no llegan a ser ni calderilla para las empresas involucradas, y en unas semana todo queda olvidado y el chiringuito continúa.

La verdad cruda es que estamos inmersos en una guerra no declarada por el control de los datos de la población, una guerra en la que participan gobiernos, servicios secretos y grandes corporaciones compitiendo por llevarse la tajada más grande del pastel de datos. Una guerra que los medios de comunicación, adoctrinados por el sistema, acallan y disfrazan. Los ataques hackers masivos y de carácter global que se están empezando a suceder, no son otra cosa que recopilaciones masivas de datos organizadas por servicios secretos que se preparan para el nuevo sistema político que se está gestando en las grandes esferas del poder.

En los siglos pasados, el poder más férreo y brutal sobre la ciudadanía se ejercía por la fuerza, de esta forma se  atemorizaba y obligaba a las poblaciones a actuar como esclavas del poder, son lo que hemos llamado totalitarismos o dictaduras. Con la llegada de las democracias, aunque de forma imperfecta, el poder pasó a ser ejercido teóricamente por las mayorías, que forman un gobierno elegido por el pueblo, único con poder para ejercer la fuerza. Ahora, se está diseñando un nuevo sistema totalitario, la dictadura más férrea y peligrosa que ha existido, una dictadura en que las cadenas las estamos creando nosotros mismos.

El poder ya no se ejerce con la fuerza sino con el conocimiento de los demás. Quien sepa todo sobre ti puede manipularte hasta extremos insospechados, de ahí la guerra por el control de nuestros datos y de ahí su enorme valor.  Estamos en un punto en que los sistemas democráticos están dando lugar a una dictadura 2.0, basada en el conocimiento. Seguiremos votando y eligiendo mayorías, pero lo haremos manipulados en nuestras decisiones por quienes tengan nuestros datos.

Seguro que algunos estáis pensando que estoy exagerando, que es una visión pesimista de la sociedad. Puede ser que sea verdad, es posible que al final reaccionemos a tiempo y sepamos usar la libertad que nos da Internet para romper las cadenas, que intentan que nos pongamos solos en las muñecas. Pero, si las intenciones reales de los gobiernos fuesen evitar casos como el de Cambridge Analytica, en lugar de realizar una pantomima pública ¿no deberían anularse las elecciones de EEUU donde Donald Trump ganó basando su campaña en la manipulación de 50 millones de votantes?

Dictadura 2.0